Un Barça Lassa desconocido tiró la toalla tras el primer cuarto

El Madrid se comió al Barça en intensidad y ganas

El Madrid se comió al Barça en intensidad y ganas / EFE

Ramon Palomar

Ramon Palomar

El Barça Lassa solo necesitó un cuarto para bajarse del partido ante el Madrid de la peor manera posible, sin ofrecer batalla, sin espíritu de lucha ni orgullo, que llevó a los blancos a darse un festín hasta el descanso (53-30) y vivir de rentas hasta el final. Tercera derrota consecutiva, y de la peor manera que agrava el futuro del equipo en la Euroliga.

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EUROLIGA

Alineaciones
REAL MADRID, 92
(22+31+16+23): Causeur (5), Randolph (16), Ayón (2), Llull (6) y Deck (9) -equipo inicial-, Campazzo (7), Tavares (12), Taylor (3), Carroll (15) y Thompkins (17).
BARÇA LASSA, 65
(17+13+20+15): Singleton, Hanga (8), Heurtel (16), Claver (8) y Tomic (6) -equipo inicial-, Pangos (11), Blazic, Smits (2), Pustovyi (4), Oriola (5) y Kuric (5).(17+13+20+15): Singleton, Hanga (8), Heurtel (16), Claver (8) y Tomic (6) -equipo inicial-, Pangos (11), Blazic, Smits (2), Pustovyi (4), Oriola (5) y Kuric (5).

Sin Rudy Fernández, que no estuvo a disposición de Pablo Laso por un virus, y con Florentino en la presidencia junto a Pedro Ferrándiz, el Madrid fue más que sobrado para superar claramente al Barça en una primera mitad para olvidar del cuadro azulgrana. Los de Pesic, a diferencia de lo sucedido en el Palau 10 días antes, fue un equipo desdibujado, sin espíritu y que fue a merced del Madrid desde el primer minuto

En esos primeros 10 minutos, el gran protagonista en el WiZink Center fue Anthony Randolph. Desaparecido en combate en el Palau, el estadounidense dio un recital al inicio, reactivando a su equipo en ataque con 13 puntos, y con tres triples.

Un Barça superado

El Barça, que arrancó con su equipo de gala, fue totalmente superado por ganas, intensidad y rebote de los blancos, y ante el desbarajuste inicial, Pesic cambió prácticamente el quinteto a poco del final del primer cuarto. Sólo Hanga mantenía al Barça (8 puntos), pero las sensaciones eran muy malas (22-17)

Y esa mala puesta en escena del Barça, se acabó por confirmar en el segundo periodo donde el Barça, sencillamente, no existió. Los blancos, con unas ganas locas de martillear al Barça y vengarse de lo sucedido en el Palau, pusieron de nuevo agresividad en todas sus acciones y nadie del equipo azulgrana fue, esta vez, capaz de coger la batuta.

El que sí estuvo brillante fue JC Carroll, que se convirtió en el verdugo del Barça mucho antes del final, gracias a sus 15 puntos en apenas nueve minutos. Blazic era incapaz de frenarle y Tomic, tampoco podía con Tavares. Y para postre, Pustovyi tenía que dar refresco al croata con Seraphin, lesionado.

Paliza blanca

Fruto de ese dominio blanco en todas las facetas, el marcador se disparó para el Madrid a una velocidad de vértigo. Carroll era una máquina y los de Laso se iban con dobles dígitos (34-23). Tavares también se divertía ante la inexistente defensa y ampliaba la renta a 15 (38-23) y dos triples finales de Carroll, y otro de Campazzo, desde su propia zona, cerraba el marcador al descanso con un vergonzoso 53-30.

Una primera mitad impropia de un equipo de Pesic, completamente desconocido, solo podía mejorar o de lo contrario podía llevarse una derrota histórica.

Tras el descanso, la dinámica parecía la misma, con un Madrid intenso, que llegó a dominar de 27 puntos tras canasta de Deck (64-37). Pesic sentó a los titulares y dio la alternativa a los que menos juegan, como Pustovyi, Smits mientras Claver sacaba un poco de rabia ante la vergüenza que estaba pasando el equipo. Singleton, Tomic, Blazic  y Kuric, al banco, castigados por una primera mitad bochornosa.

Reacción tibia

Y el Barça reaccionó, con mayor amor propio que otra cosa y gracias a los errores de los blancos, con seis pérdidas, permitieron al Barça un parcial de 0-12, que les dio aire para acercarse a solo 15 (64-49). El Madrid vivía de rentas al final del tercer cuarto (69-50).

Pesic decidió poner en juego a los dos bases, con Heurtel como jugador más destacado (16 puntos), y ambos tiraron de orgullo, mientras el resto se escondía y miraba el marcador para acabar lo antes posible.  

Thompkins fue el último que se apuntó a la fiesta blanca donde el Barça sufrió el mayor escarnio de la temporada, y con merecimiento (92-65). Una derrota de la que no será fácil recuperarse.