Abrines recupera la alegría en el Barça

Abrines y Higgins fueron decisivos ante el Panathinaikos

Abrines y Higgins fueron decisivos ante el Panathinaikos / FCB

David Rubio

David Rubio

A punto de cumplir 18 años, Àlex Abrines fichó por el Barça en el verano de 2012 en una operación que llevó a Unicaja a Fran Vázquez.

Y el exterior no tardó en empezar a brillar en ataque como tirador y como gran penetrador sin descuidar sus notables habilidades defensivas.

Jugó el Mundial de 2014 con España con 21 años y en mayo de 2016 fue designado ‘mejor jugador joven del baloncesto europeo’

Un par de meses después, Abrines decidió cruzar el ‘charco’ y firmar por tres campañas y unos 18 millones de dólares con Oklahoma City Thunder, club que lo había elegido en el draft de 2013 con el nº 32.

El mallorquín era un jugador especial capaz de anotar varios triples sin fallo o de robar la pelota en defensa y culminar el ‘coast to coast’ con un espectacular mate gracias a su capacidad de salto.

Momento duro 

Su progresión no se frenaba y el 20 de noviembre de 2018 anotó siete triples ante los Hawks, pero su estrella se fue apagando y el 9 de febrero de 2019 se fue cortado por Oklahoma. El azulgrana había entrado en una seria depresión y era agente libre.

Àlex Abrines se sinceró meses después en un vídeo que publicó en sus redes sociales a comienzos de julio en el que pormenorizó los motivos de su calvario. 

Dos semanas después, el Barça apostó fuerte por su fichaje, pero al canterano de Unicaja aún le faltaban motivos para recuperar la alegría.

Sus primeros partidos con el Barça no fueron fáciles. El escolta-alero tenía que recuperar muchas sensaciones y, lo más importante, sentirse importante sin que la presión afectase su todavía frágil moral.

Se 'doctoró' en Atenas 

La victoria del viernes ante el PAO debería suponer un punto de inflexión para el balear en una temporada que ya estaba resultando buena para él.

Abrines se echó al equipo a sus espaldas en los momentos duros con dos triples clave y una jugaba mágica de aquellas que le permitieron jugar en la NBA. 

En Atenas, el azulgrana burló a tres rivales a la vez con un bote sensacional y anotó una bandeja que sentenciaba el encuentro. 

Acabó con 13 puntos, cuatro rebotes y +15. Y lo más importante, disfrutó como un niño pequeño. A partir de ahora debe ir a más.