Eurocopa 2025
Las lecciones de una Eurocopa muy cruel
España rompió barreras del pasado pero acusó problemas de presente y futuro

Las jugadoras encajaron la derrota con lágrimas en los ojos / Ana Escobar / EFE
La Eurocopa 2025 marcará un antes y un después en el fútbol femenino. En los últimos años, la afición se había acostumbrado a los éxitos de la Roja. Las Alexia, Aitana, Paredes, Olga Carmona y compañía lideran una generación que se ha acostumbrado a ganar sin importarle la entidad del rival. Compiten sin complejos. Y los éxitos están ahí: un Mundial y una Nations League les avalan.
Pero la grandeza de esta generación, lo que ha convertido en únicas a este equipo es el espíritu que han sabido transmitir a una afición que ha dejado de ser residual para convertirse en motor del deporte nacional. Y eso no tiene precio.
La Eurocopa 2025 es cierto que con el paso de los años será recordada como esa final que se perdió en la tanda de penaltis. Es innegable. Pero también es incuestionable que las lágrimas de jugadoras y cuerpo técnico deben convertirse en un aliciente añadido para afrontar futuros retos.
Ganar jamás debe ser una rutina. La grandeza del fútbol se mide, entre otras cosas, por tandas de penaltis como la de anoche. Ver fallar a jugadoras como Aitana ennoblece a un elenco de futbolistas cuya derrota aún las humaniza un poco más.
La lección de las grandes victorias ya estaba bien aprendida y digerida. Ahora es momento para analizar y profundizar en los posibles errores cometidos. El pasado bien está, pero el Mundial de Brasil 2027 cada vez está más cerca y debe servir de aliciente para pasar página cuanto antes no a la Eurocopa si no a la derrota en la fatídica tanda de penaltis.
El ejemplo de las cracks
Nada más finalizar el partido, aún con los ojos humedecidos por las lágrimas propias de la frustración, dos fueron las jugadoras que atendieron a los micrófonos de TVE. La capitana dio el paso al frente. Todo un ejemplo, uno más de cómo debe gestionarse un grupo no solo en plena resaca victoriosa sino en días tan complicados como la derrota en una gran final.
Paredes lo hizo, y sin paños calientes. Segundos después era Aitana quien también asumía errores propios y colectivos. “A ellas se les notaba cómodas sabiendo que iban a llegar a los penaltis. Han tenido esa pizca de suerte que les ha acompañado durante toda la Eurocopa”, sentenciaba la capitana. Su compañera, Aitana, a duras penas articulaba un “estoy en shock”.
Con el paso de las semanas, de los meses, de los años, se olvidará la derrota concreta contra Inglaterra desde el punto fatídico. Lo que verdaderamente es importante que con el paso del tiempo perdure el espíritu de una selección, plagada de un enorme talento, que consiguió sacar a España de las catacumbas del fútbol femenino para convertirla en una potencia mundial y, aún más importante, para lograr que toda una sociedad entendiera el valor del deporte femenino.
Retos históricos
Una lección de vida, plagada de lágrimas, sí, pero apelando en todo momento al orgullo del trabajo bien hecho. Hasta llegar a la derrota final, España ha roto una larga serie de maleficios que la lastraban durante toda la historia.
Llegar a una final de la Eurocopa no solo es posible sino que a partir de ahora debe ser un reto. Sin complejos ni excusas. Y, por descontado, apear a Alemania de unas semifinales también entra no solo en el capítulo de los sueños sino en la agenda de las realidades. Tenía que haber una primera vez. Y fue en la Eurocopa 2025.
Argumentos más que suficientes para recordar la cita de Suiza no con las lágrimas derramadas por todo el equipo segundos después de la fatídica tanda de penaltis, sino como un éxito más de una España que, junto a Inglaterra, partirán como las grandes favoritas del Mundial de Brasil en 2027.
Es momento para cicatrizar heridas con delicadeza. Durante los últimos meses se han pulido muchos de los defectos que habían acompañado al combinado femenino. La mayoría están debidamente enterrados, otros aún siguen latentes.
Soluciones de futuro
Es necesario seguir implementando soluciones a esas carencias que aún dificultan el último salto del fútbol español. El talento individual está ahí, tirando del carro como nadie. Lo que es imprescindible es asegurar el relevo en base a nuevas generaciones que sean capaces de emular e incluso superar los éxitos vigentes.
La competición doméstica es un claro ejemplo de ellas. Anoche se cayó con honor frente a Inglaterra. Una selección seguramente con menos talento que la española pero con un rodaje físico y competitivo sensiblemente superior. Su Liga es un buen espejo sobre el que tomar nota. Atención a la fuga de talentos de la Liga española. Barça y, en menor medida, en Real Madrid son una punta de lanza, pero están solos, muy solos. Y eso se paga.
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