Italia fue su punto de inflexión

La decisión más importante de Cesc

El destino ha querido que Cesc Fàbregas se reencuentre con su pasado internacional más feliz en el debut en la Eurocopa ante Italia

Joan Mª Batlle / Jordi Gil

Fue hace cuatro años, en los cuartos de final de la Eurocopa 2008. El rival, Italia y el pase a las semifinales, pendiente de la lotería de los penatis. En el momento más decisivo, aquel lanzamiento en el que te juegas la vida, Luis Aragonés decidió que fuera Cesc el que pasara a la historia para bien o para mal, el que rompiera la histórica maldición de los cuartos o se estrellara contra ella. Cesc no falló y en aquel disparo que abatió a Italia estuvo la clave del título que se conquistó frente a Alemania después de una exhibición de fútbol en las semifinales contra Rusia. Aquel día cambió la vida de Cesc.

El domingo, el hoy barcelonista volverá a enfrentarse a Italia en el debut en tierras polacas. Ahora lo hará como campeón de Europa y del Mundo... casi nada. Y como jugador del Barça... ¡Cómo le han cambiado las cosas! Cesc recuerda aquel momento con emoción y convencido de que fue un gran paso en su carrera: “Solo tenía 21 años recién cumplidos y fallar el penalty hubiera sido un golpe muy fuerte. Y es cierto que a partir de ahí pasaron muchas cosas”.

Pasó que una semana después era campeón de Europa con la selección. ¡Campeón!, algo desconocido para él. Nunca lo había sido y, a pesar de su juventud, se dio cuenta de que para seguir siéndolo tenía que fichar por el Barça. Cesc había renovado por el Arsenal pocas semanas antes de aquella Eurocopa. Había esperado al Barça pero no tuvo noticias de Barcelona. El Arsenal le prometió un proyecto ambicioso y firmó. Pero en Austria, con la camiseta de la selección, se convenció de que el futuro pasaba por vestir de blaugrana. Allí conectó con Xavi e Iniesta, confirmó que eran de otra galaxia y se entendía de maravilla con ellos y comprendió que era imposible que en el Arsenal pudiera jugar aquel fútbol tan maravilloso. En su cabeza se instaló la idea de que para seguir ganando títulos tenía que volver al Barça. Probó lo que era ser campeón y decidió que quería seguir siéndolo. Y que no había otro camino para serlo que acabar en el Camp Nou. Así lo confesó a sus íntimos y con ese objetivo guió los pasos de su futuro. Dio una oportunidad al Arsenal, pero fue en vano. El mejor fútbol lo hacía el Barça y, además, era su fútbol. Fue la decisión más importante de su vida. Tardó tres años en hacerla realidad, pero ahora es el hombre más feliz del mundo.

Aquella Eurocopa mostró al mundo al mejor Cesc. Luis explicó en su día que le dio la máxima responsabilidad porque le vio con personalidad para asumirla con garantías de éxito. Fue una decisión clave, pues Cesc multiplicó por mil su autoestima, se sintió protagonista y se implicó aún más en el objetivo común, lo que iba a ser muy importante porque en la semifinal se lesionó Villa y el seleccionador optó por él como titular. Cesc lo recuerda cuatro años después, a cuatro días de su reencuentro con Italia: “En aquella Eurocopa era el jugador número doce, jugué muchísimo y fue un momento muy importante en mi carrera. Luis me dio confianza, mis compañeros me ayudaron muchísimo... Una gran experiencia que me hizo crecer como futbolista, todo un punto de inflexión”.

Ahora, con 25 años, aquella personalidad que apuntaba se ha confirmado plenamente. Es un futbolista hecho y derecho, en su madurez, un crack reconocido y con el sello de campeón. Hoy quizás no es el jugador número doce, pero tiene claro cómo ha de afrontar el futuro inmediato y por dónde pasa el camino hacia la triple corona: “Es un reto muy difícil y encima se nos ha lesionado Villa, que es el que marca la diferencia de cara a portería. Pero estamos preparados. Nos hemos ganado el derecho a ser favoritos y con humildad lucharemos por el título”.

Palabra de campeón.