Tormenta perfecta en el Espanyol

C. F. Sainz

La salvación del Espanyol, ahora sí, depende de un milagro. El conjunto blanquiazul es el colista de la categoría con 24 puntos y está a diez de la permanencia cuando tan solo quedan 18 puntos en juego. Parecía que tras el parón por la crisis sanitaria los espanyolistas reaccionaban, pero encadenan tres derrotas consecutivas y dos encuentros sin ver puerta.

Las sensaciones fueron algo mejores ante el Real Madrid tras el despido de Abelardo y la incursión de Rufete en el banquillo, que será el entrenador del equipo hasta final de campaña, pero el equipo volvió a pecar de falta de profundidad para hacer daño a un conjunto blanco que, a pesar de lo corto del resultado, nunca vio peligrar la victoria. Pero la pésima campaña del Espanyol es por múltiples razones y no tiene un solo culpable.

Apuesta arriesgada tras la marcha de Rubi

Regresaba el Espanyol a Europa tras 12 años de ausencia, pero algo se debió oler Rubi para abandonar el banquillo perico. La dirección deportiva confió en un técnico sin apenas experiencia en la élite como David Gallego, hombre de la casa que no tuvo suficiente con ello. Los jugadores nunca entendieron el libreto del de Súria, que acabó siendo destituido de su puesto pasadas ocho jornadas ligueras.

Los recambios no han sido los acertados

Se marcharon Mario Hermoso y Borja Iglesias, dos puntales del equipo en la consecución de la séptima plaza la campaña anterior, y no se apostó por jugadores que los suplieran por garantías.

La política de gastar solo la mitad de lo que se ingresa en fichajes ha acabado saliendo cara y el club tuvo que rascarse el bolsillo en el mercado de invierno para tratar de salvar la temporada con los fichajes de Cabrera, Embarba y Raúl de Tomás, los dos primeros abonando su cláusula de rescisión y convirtiendo al ariete en el fichaje más caro de la historia de la entidad. La apuesta por tres jugadores de calidad llegó tarde.

Banquillo caliente con cuatro entrenadores

Solo en una ocasión el Espanyol había tenido cuatro preparadores y acabó descendiendo a Segunda división. Tras David Gallego cogió las riendas del equipo un Pablo Machín con un sistema de juego que no casaba con la plantilla perica; poco más de dos meses estuvo el de Soria en el club.

Abelardo cogió el testigo, pero al igual que su antecesor, que tras la contundente derrota ante Osasuna por 2-4 cargó contra sus jugadores -“necesitamos tíos de verdad, no pipiolos"-, atizó a sus futbolistas -“los cambios no nos han aportado, podrían haber hecho más”, dijo tras caer ante el Levante (1-3). Tampoco el Pitu dio con la tecla y, en un giro de guión para tratar de salvar el curso a la desesperada, fue destituido. Rufete buscará la hazaña.

Futbolistas lejos de su mejor nivel

Calero parece otro jugador al que deslumbró el pasado curso en el Valladolid, Vargas no ha encontrado nunca su sitio, Pedrosa se ha estancado, Marc Roca no es ni la sombra de lo que fue, Melendo apenas aparece, Darder juega lejos de su posición ideal y está con la moral por los suelos...

Demasiados jugadores clave en el pasado y llamados a ser importantes esta temporada que no han dado el paso adelante necesario. El Espanyol los ha echado mucho de menos.

Demasiados jugadores con el futuro en el aire

Diego López, Javi López, Iturraspe, Dídac Vilà y Naldo acaban contrato, a los que hay que sumar a los Bernardo, CorchiaFerreyra y Calleri como cedidos. Con el futuro en el aire, muchos de ellos no han estado a la altura que requieren las circunstancias.

En un curso que debía ser de paso para dar el salto definitivo al siguiente nivel la próxima campaña, las decisiones erróneas se han ido encadenando una tras otra.