La relación con el vestuario ha acabado con Quique Sánchez Flores

Quique deja el vestuario blanquiazul

Quique deja el vestuario blanquiazul / sport

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

El Espanyol decidió cesar ayer a Quique Sánchez Flores tras una decisión muy meditada y que no se quería tomar a estas alturas de la temporada para evitar abrir una nueva crisis institucional. Finalmente, los ejecutivos del club optaron por echar al entrenador una vez comprobada que su relación con una gran parte de la plantilla estaba absolutamente rota. Los problemas internos vienen de lejos, pero las últimas declaraciones de Sánchez Flores cargando contra el nivel de los jugadores fue la gota que colmó el vaso. La situación era tan insostenible, que el club optó por tomar medidas drásticas para evitar que el equipo se fuese a pique, aunque es muy, muy complicado que tengan opciones de bajar.

La temporada ya comenzó con dudas. Quique Sánchez Flores se sintió engañado al no traerle los jugadores que le habían prometido y su estado de ánimo cambió. Pero en el mes de enero se produjo un incidente clave con la plantilla que supuso el principio del fin en su relación con los jugadores. El técnico quería dar alguna baja de jugadores que no tenían minutos, algo habitual, pero forzó para que algún futbolista saliese a pesar de que no tenía ofertas. Los capitanes intervinieron para mediar y el jugador se quedó en la entidad.

A partir de ahí, la relación dentro del vestuario ha sido muy complicada. Quique Sánchez Flores, siempre de puertas afuera, lanzó loas a sus jugadores a pesar de los malos resultados, pero finalmente acabó explotando tras el duelo ante el Getafe. Y en el vestuario había indignación. Ante el Eibar, al equipo se le vio decaído y sumó otra derrota. Y un día más tarde se reunieron los jugadores sin presencia del entrenador para intentar sacar la situación adelante en una clara demostración de autogestión que era la antesala del cese de Quique.

El club deberá explicar ahora los aspectos contractuales del cese, ya que Quique podría percibir íntrgramente su último año de contrato cuando el mismo técnico no escondía su intención de marcharse. Ya lo quiso hacer en enero, pero no llegó a un acuerdo con el Stoke City en una situación surrealista que dejó también tocada su relación con la entidad. Al final, Quique se quedó solo y le echaron.