El Espanyol tira Europa

Jonathan Moreno

Europa estorbaba. Esa es la lectura que se extrae de lo visto en Wolverhampton. Empezando por la alineación de Abelardo, plagada de suplentes y futbolistas con pocos kilómetros. El resultado es lógico. Ahora toca encomendarse para que la 'bajona' anímica no afecte para Valladolid en Liga.

El Pitu quiso premiar el trabajo de su plantilla. Reconocía el asturiano lo complicado que es confeccionar una convocatoria con las ganas que le ponen sus futbolistas. En Molineux, rotaciones. Pucela acecha en el horizonte y el gijonés sabe dónde se juega las habichuelas.

A pesar de las múltiples novedades, Wu Lei y Víctor Sánchez fueron los únicos que repitieron respecto a Sevilla, el Espanyol salió cómodo a Molineux. Sin complejos. Mirando a los ojos a un Wolverhampton confeccionado a base de billetes con la inestimable colaboración de Jorge Mendes. 

La primera, sin embargo, acabó en las mallas. Jugada de laboratorio de Nuno. Adama sacó en corto de esquina, Moutinho la puso en el primer palo para que Raúl Jiménez peinara el esférico y Diogo Jota, con la colaboración de Víctor Sánchez, remató desequilibrado al fondo de las mallas. Salvó Andrés lo que hubiera supuesto un mazazo tremendo. Naldo, impreciso en las entregas, perdió la posesión en la medular y permitió a Raúl Jiménez lanzar la contra. Adama se frotaba las manos. El hospitalense se marchó por piernas de todos, menos del portero alicantino, que salvó con la puntera de su bota derecha lo que apuntaba al 2-0.

Ni las dobles coberturas surtían efecto sobre Traoré. Explosivo, potente y veloz por el flanco diestro. De sus botas nació el 2-0 con un centro al área mal rechazado por Víctor Gómez. Neves, con Vargas como espectador de lujo y pasivo, acomodó el esférico con el pecho y se sacó de la chistera un voleón imparable. 

Sin pegada

El Espanyol desperdició ocasiones. Y eso, en Europa, es cavar tu propia tumba. Wu Lei y Ferreyra no acertaron. El Wolverhampton, sí. Los 'lobos' olieron sangre y sentenciaron la eliminatoria. Diogo Jota rubricó un triplete con la condescendencia de la retaguardia espanyolista. Sin exhibir nada del otro jueves, los ingleses sonrojaron a los pericos. Cuatro chispazos les valieron. La vuelta, incómoda como el acné juvenil.