El Espanyol pierde la cabeza en Butarque

El Espanyol cae en Leganés y cede el liderato

Jonathan Moreno

Otro partido ramplón del Espanyol, ¿es grave, doctor? Los blanquiazules distan sideralmente del equipo compacto y que maravilló en La Rosaleda. El socavón es preocupante. Los fantasmas del pasado aparecen en el horizonte y la afición se asusta. Lógico.

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Alineaciones
Leganés
Cuéllar; Bustinza, Rodri Tarín, Ignasi Miquel, Javi Hernández; Palencia, Rubén Pérez (Gaku, 58'), Pardo (De la Fuente, 79'), Jose Arnaiz (Kevin Bua, 71'); Bastón (Jonathan Silva, 79'), Sabin Merino (Perea, 71').
Espanyol
Diego López; Miguelón, Calero (Lluís López, 55'), Cabrera; Pedrosa; David López (Pol Lozano, 66'), Fran Mérida (Óscar Gil, 46'); Embarba, Darder, Puado (Keidi Bare, 76'); De Tomás (Wu Lei, 66').

Sembró una propuesta conservadora y recogió racanería. El Espanyol se olvidó del balón y el fútbol, ese pecado imperdonable, suele castigarlo. La pócima de Dani Pendín, encargado de la estrategia blanquiazul, es exitosa, aunque el equipo abuse en demasía de ella. El peligro perico llegó a pelota parada, como viene siendo habitual. 

Javi Puado impactó sin precisión el balón en un servicio desde la esquina, en la primera aproximación catalana. Para entonces, Sabin Merino, a los escasos segundos, y Jose Arnaiz ya habían enseñado los dientes. La oportunidad más clara de los blanquiazules llegó en una falta directa ejecutada por Embarba. El madrileño golpeó de derechas y dejó el travesaño de Butarque pidiendo clemencia.

El Espanyol se desmoronaría en seis minutos. Del 41 al 47. David López falló un control en la medular, Pardo lanzó el ataque y cedió para que Bastón, tras domarla con la derecha, fusilara de zurda a Diego. La expulsión a renglón seguido de Miguelón tras derribar a Arnaiz fue el mazazo definitivo. El delantero talaverano, el mejor de los pepineros, agradeció un error de Calero para ridiculizar a la otrora sólida retaguardia espanyolista. Diego López ha encajado seis goles en los últimos cuatro partidos. Afortunadamente para los intereses pericos, el Leganés no buscó sangre.