Abelardo y el nuevo Espanyol

El Espanyol jugó un gran partido ante el Barça y ve su futuro con mucho más optimismo.

El Espanyol jugó un gran partido ante el Barça y ve su futuro con mucho más optimismo. / EFE

C. F. Sainz

Es cierto que en un derbi las pulsaciones van a mil y que es difícil calibrar cuánto puede cambiar un equipo, ya que se trata de un encuentro especial en el que de poco vale la clasificación. Pero el sello de Abelardo ya empezó a verse sobre el césped, un modelo que debe ir a más, sobre todo después del puntazo sumado ante el líder y rival ciudadano.

De poco sirvió a nivel de la tabla, pero en cuanto al aspecto mental fue una dosis de moral extraordinaria que puede provocar que dicho encuentro haya sido un punto de inflexión. El parón liguero del próximo fin de semana llega en el peor momento para el Espanyol, aunque aprovechará el duelo de Copa para seguir engranando piezas en el sistema de juego de Abelardo.

Lavado de cara

El Pitu comenzó fuerte, dejando fuera de la primera convocatoria a Calero Ferreyra. Mensaje claro para la plantilla: el que no esté enchufado, no va a participar.

Sobre el césped, lo primero que llamó la atención fue algo que era evidente que sucedería respecto al Espanyol de Machín, el cambio de formación. Se pasó a un 4-4-1-1 en el que las dos líneas de cuatro estuvieron muy juntas, obligando al Barça a pensar rápido. 

En este esquema llamó poderosamente la atención el avance de David López al centro del campo; aportó equilibrio y fortaleza a la medular, algo que el cuadro blanquiazul había echado en falta hasta el momento. El polivalente jugador, uno de los capitanes del Espanyol, no actuaba como titular en la zona ancha del terreno de juego desde hacía más de un año.

Otro de los aspectos a recalcar fue el hecho de ver a todos los jugones sobre el verde. Marc Roca, Darder y Melendo -que regresaba a la titularidad tras más de tres meses- formaron en el primer once de Abelardo, una declaración de intenciones de lo que quiere para revertir la situación: los jugadores de calidad, al campo, que se entienden entre ellos. Como hicieron más adelante Vargas y Wu Lei.

El argentino, otro que regresaba al equipo tras su lesión de tobillo, vio el desmarque de su compañero y le puso un balón delicioso al espacio para que Wu Lei cruzara el esférico lejos de Neto e hiciera enloquecer a la hinchada perica y a toda China.

Pero de todo ello, lo que más gusto a la afición perica y más orgullosa le hizo sentir fue la presión ejercida durante los 90 minutos, el no dar un balón por perdido, el morder en todas las jugadas. El Espanyol cree en la salvación. Ha encontrado el camino. Abelardo ha dado con la tecla. Que no la suelte.