Política monetaria

El BCE suaviza la subida de tipos a 0,25 puntos pero sugiere que habrá más

Lagarde advierte de que todavía queda "más terreno por cubrir" y que los tipos no son "suficientemente restrictivos"

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde.

Pablo Allendesalazar

Paso más suave, pero sin parar. Como se esperaba, el 

Banco Central Europeo (BCE)

 ha decidido este jueves subir los tipos de interés de referencia por séptima vez consecutiva desde julio para combatir la inflación, en este caso en 0,25 puntos porcentuales. Se trata del alza más suave del actual ciclo acelerado y sin precedentes de subidas de tipos (las anteriores fueron de 0,5 o 0,75 puntos). Pero eso sí, el BCE ha puesto especial empeño en subrayar que lo más probable es que haya más incrementos en los próximos meses. Hasta su reunión del 15 de junio, el tipo principal se sitúa en el 3,75% (máximo desde octubre de 2008, albores de la anterior crisis), mientras que la facilidad de depósito -el interés con que remunera el dinero que guarda a los bancos, el más relevante en el actual contexto- se eleva al 3,25%.

Para disipar cualquier posible duda, su presidenta,

 Christine Lagarde

, ha defendido que era "sensato volver a un incremento más estándar" de 25 puntos básicos dado que la institución ha elevado ya los tipos "significativamente" desde julio y ha cubierto "mucho terreno" para devolver la inflación del 7% de abril a su objetivo del 2% a medio plazo. Pero al mismo tiempo, ha advertido de que su consejo de gobierno no ha llegado al final del "viaje" del encarecimiento del dinero. "Todos hemos estado de acuerdo en que era necesario subir los tipos; en que no estamos haciendo una pausa, eso es muy claro; y en que sabemos que tenemos más terreno por cubrir", ha resaltado.

La alta funcionaria francesa, en esta línea, ha asegurado que las "decisiones futuras" (un plural que ha resaltado significativamente) asegurarán que los tipos serán lo "suficientemente restrictivos" (léase, desincentivadores de la actividad económica) para reducir los precios hacia el 2%, así como que se mantendrán en esos niveles durante el tiempo que sea necesario. "No tengo un número mágico sobre qué constituye un nivel suficientemente restrictivo", ha sostenido antes de precisar que el nivel actual de tipos "es restrictivo, pero no lo suficiente".

Independencia de la FED

La autoridad monetaria de la zona euro ha marcado así distancias con la Reserva Federal estadounidense, que este miércoles subió sus tasas también en 0,25 puntos (hasta una horquilla entre 5% y el 5,25%), pero dejó abierta la puerta a una pausa en la escalada de tipos. Lo cierto es que el banco central estadounidense empezó a aprobar subidas antes y sus tipos están ya en un nivel más alto, con lo que el BCE va con cierto retraso. "Dependemos de los datos, no de la FED. Son un banco central independiente", ha defendido Largarde.

La banquera central francesa, así, ha esgrimido dos grandes argumentos para justificar que el BCE tenga todavía que encarecer el dinero. El primero es que las alzas de tipos se está trasladando al crédito en forma de menos oferta y demanda y mayores precios, pero no se está viendo el mismo impacto aún en la actividad económica (las subidas buscan precisamente frenar los precios enfriando el consumo e inversión de hogares y familias mediante una reducción de su acceso a la financiación).

El segundo es el habitual de los últimos meses: "Las perspectivas de inflación siguen demasiado altas y lo han sido durante demasiado tiempo". Lagarde, así, ha admitido que el IPC general está bajando, pero no lo ha achacado a las subidas de tipos, sino al abaratamiento de la energía y la suavización de los cuellos de botella que surgieron durante la reapertura de las economías tras la pandemia. Además, ha subrayado que persisten "significativos riesgos" de que la inflación suba, entre los que ha citado unos sueldos y márgenes empresariales que podrían ser mayores de los previstos.

Casi unánime

El mensaje de Lagarde ha sido algo más duro del que lanzó hace unas semanas, cuando afirmó que quedaba "un poco de camino por recorrer" en las subidas de tipos, frente al "mucho más terreno por cubrir" que afirmó en marzo. La máxima dirigente del BCE ha tratado de evitar que en ello se interpreten disensiones internas. Así, ha sostenido que la decisión de este jueves ha recibido un apoyo "casi unánime", si bien algunos gobernadores han apostado por subir los tipos en 0,5 puntos. Al contrario que en la reunión de marzo, que se produjo en plena tormenta bancaria, nadie ha abagado por dejarlos sin cambios.

Lagarde también ha afirmado que se ha producido un apoyo "general" a la otra medida de endurecimiento de la política monetaria aprobada. Así, las reinversiones de la deuda pública y privada vencida del programa de compra de activos que lanzó antes de la pandemia se acabarán el próximo julio, lo que implica que su balance bajará en unos 25.000 millones al mes. Que el BCE no siga recomprando la deuda que va venciendo encarece la financiación de sus emisores, administraciones públicas y empresas, pero Lagarde ha afirmado que tendrá un impacto muy limitado.

La presidenta, asimismo, se ha vuelto a mostrar consciente del impacto que tienen las subidas de tipos en los hogares endeudados. "Desgraciadamente no lo podemos aliviar, porque nuestra misión es la estabilidad de precios", ha justificado. También ha insistido en la necesidad de que los Gobiernos vayan retirando las medidas de apoyo contra el alza de la inflación para evitar que las subidas de tipos tengan que ser más pronunciadas, al tiempo que les ha vuelto a instar a reducir la deuda pública.