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BALONMANO

Pablo Urdangarín: "Que me comparen con mi padre significa que algo estoy haciendo bien"

El jugador del BM Granollers protagoniza la última entrega del espacio de entrevistas ‘Inside ASOBAL’ antes del derbi contra el Barça

Pablo Urdangarín, jugador del BM Granollers

Pablo Urdangarín, jugador del BM Granollers / ASOBAL / Gonzalo Romero

Marc Gázquez

Marc Gázquez

Pablo Urdangarín es una de las revelaciones de la Liga Asobal. Habitualmente en el extremo, pero descubriendo la posición de lateral en los últimos partidos, el jugador catalán se ha convertido en una pieza importante del equipo vallesano.

Formado en el Barça, entre otros equipos, llegó a Granollers en junio de 2023. Tras un primer curso más que notable, Urdangarín está sacando su mejor versión esta temporada. Así lo reflejan los números, 77 goles en 20 partidos, con una media de 3,5 por partido.

Hijo de una leyenda azulgrana como Iñaki Urdangarín, Pablo vivirá este viernes una mezcla de sentimientos con su vuelta al Palau Blaugrana. En la previa del partido frente al Barça, es protagonista de la última entrega del espacio de entrevistas ‘Inside ASOBAL’, donde repasa todos los temas que lo rodean: formación en el balonmano, día a día en Granollers, comparación con su padre, relación con la prensa...

FORMACIÓN EN EL BARÇA

“Los primeros años en el Barça fueron para proyectarme todo lo que pudiera. Anteriormente, venía de unos clubes que no tenían tanto nivel. Al acabar el colegio empecé a tomarme en serio el balonmano. Me fui a Alemania un año, estuve con Iker Romero de entrenador y ahí supe qué es lo que quería hacer. Cuando fui al Barça sabía que iba a ser difícil, pero me puse como meta mejorar todo lo que pudiera”. 

FELIZ EN GRANOLLERS

“En España hay pocos equipos como Granollers. Juegas Europa y compites la Liga ASOBAL para puestos europeos. Aquí puedo dar la cara y crecer mucho como jugador porque trabajan mucho con la base y suben muchos jóvenes que también lo hacen muy bien. En cuanto me llegó la oferta de Granollers pensé que no podía haber mejor opción, la cogí sin pensarlo”. 

COMPARACIÓN CON SU PADRE

“Mi padre me ayuda más en temas mentales que en temas de balonmano. Él lo ha vivido y sabe lo que es jugar Champions, la selección y la Liga. Siempre le llamo antes de los partidos. Siempre repetimos las mismas cosas. Me ayuda mucho. Considero a mi padre casi como un psicólogo, cuando hablo con él me relaja y me acuerdo de todo lo que debo pensar antes de salir a la pista. Es un gusto. Muy poca gente tiene la suerte de tener a alguien que lo ha vivido y lo ha ganado todo. Lo tengo al lado para cualquier cosa y lo intento aprovechar. Yo nunca he notado esa comparación. La gente sí lo decía mucho. A mí me gusta que hablen de mi padre y de lo bueno que era. Mi padre lo ha ganado todo y para mí es un honor, pero yo siempre he seguido mi camino. Siempre he visto el balonmano como un deporte para disfrutarlo y, que me comparen con mi padre, significa que algo estoy haciendo bien porque es un jugador que ha sido muy bueno”.

DEBUT CON EL BARÇA

“Me acuerdo cuando debuté con el Barça, salí a la pista, choqué las manos con los compañeros y vi la camiseta de mi padre colgada en el Palau. Debuté con Ian Barrufet, que también tiene la camiseta de su padre ahí arriba. Nos hizo mucha gracia porque nuestros padres son muy amigos. Es muy chulo. Siempre me ha gustado el 7 por mi padre. En el Barça B, un compañero era muy supersticioso y me pidió si podía usar el 7. Entonces pensé en llevar el 77, hace honor a mi padre y, como me gusta tanto el 7, es como un segundo 7. Ahora me gusta más el 77 que el 7”.

LAS SUPERSTICIONES

“Antes tenía una rutina que la seguía como si fuese misa. Dudaba mucho. Pensaba que, si no hacía una cosa, me iba a salir mal el partido. He aprendido que las supersticiones son un mito y te comen la cabeza. Acabé soltándome, en algunos partidos hacía rutinas completamente diferentes a ver qué pasaba. Algunas cosas las sigo manteniendo como el mismo calentamiento o hablar con mis familiares antes de los partidos”. 

RELACIÓN CON LOS MEDIOS

"En España he tenido presión mediática, pero, en el pabellón, todo eso queda fuera. En el vestuario me tratan como uno más, me hacen bromas y me pican. No me gusta que me vean como una persona diferente a lo que soy. Todo el mundo sabe que soy un tipo normal y espero caer bien. Pueden decirme cualquier cosa y me lo voy a tomar bien y se lo devolveré. Si quiero quedar con amigos y está la prensa, tengo que quedar con ellos igualmente. O si salgo de fiesta y me están grabando… qué voy a hacer. Igual que cuando vengo al pabellón. La prensa viene a los partidos y yo me doy cuenta, pero me he acostumbrado, lo bloqueo y me olvido de ello”.