De la Damm al cielo: la curiosa historia de Fred Fernández, el revolucionario del vuelo 'indoor'

Fred Fernández, en el túnel del viento de Empuriabrava

Fred Fernández, en el túnel del viento de Empuriabrava / Roy Wimmer-Jaglom

Javier Giraldo

Javier Giraldo

A sus 38 años, Fred Fernández vive en una nube. Literalmente. Sobre todo desde el pasado sábado, cuando su vuelo ‘indoor’ en el Túnel del viento de Empuriabrava, en plena competición de los Wind Games, se convirtió en viral en las redes sociales después de ser compartido por algunos de los ganadores de las diversas categorías.

Fernández, pionero en España como instructor lúdico del vuelo ‘indoor’, revolucionó la modalidad de ‘free style’. “He utilizado la coreografía, la música y los elementos (las paredes, la red y la puerta), y la interacción con el público, de una manera no vista antes. Además, he volado a la velocidad más baja posible y con un mono ancho, en contra de la costumbre, que he diseñado con Vertigen, una empresa especialista que fabrica monos de paracaidismo y túnel”, presume. 

También es pionero en introducir elementos de los 'street sports' en el túnel del viento. "Podríamos decir que hemos estrenado la modalidad del aero break dance", reseña.

La historia de este emprendedor de El Prat de Llobregat arranca hace más de diez años: trabajaba como operario en la cervecera Damm y pidió una excedencia para seguir una intuición. “Había hecho cursos de paracaidismo, pero tuve la sensación de que el futuro pasaba por el vuelo ‘indoor’. Me hipotequé y pedí un préstamo para formarme en Estados Unidos, porque allí está mucho más implantado”. 

de la damm a inglaterra

Fue el primer instructor lúdico del vuelo indoor en España, cuando ni siquiera existían instalaciones para practicar. Su situación no era fácil: o volver a la Damm o emigrar. “Pasados los dos años de excedencia, quise volver a la Damm, pero no me quisieron reincorporar”, recuerda.

Por eso se fue a Inglaterra: trabajó como instructor en un centro comercial de Milton Keynes, a 70 kilómetros de Londres. Poco a poco iba forjando su alma de volador libre, ajeno a la normativa o a los patrones, libre de ataduras. 

Cuando en 2012 se puso en marcha el túnel del viento de Empuriabrava, pudo regresar. “Me contrataron como asesor”, apunta. También se convirtió en entrenador personal de todos los interesados en formarse en la materia. Ahora continúa trabajando en Windoor, el centro de Empuriabrava, convertido ya en lugar de peregrinación para expertos y novatos dispuestos a vivir la experiencia de volar sin necesidad de salir a cielo abierto. Windoor es su patrocinador y le cede sus instalaciones para sus clases particulares.  

Mientras el resto de participantes en los Wind Games se ajustaban a las rutinas técnicas (como lo hacen los gimnastas cuando compiten), el vuelo ‘free style’ de Fred Fernández se empezó a extender por las redes. Sus movimientos emocionaron al público y a las pocas horas comprobó que el impacto de su vuelo había traspasado fronteras. “He roto moldes”, destaca.

un futuro prometedor

¿Y el futuro? El más inmediato pasa por Argentina, donde Fernández está a punto de viajar para ofrecer unos cursos mientras continúa buscando patrocinadores. “Y a medio plazo, el negocio de los túneles de viento será un negocio brutal: será una actividad normal, como ir al teatro o al cine. A la gente ahora le puede parecer caro [el pack mínimo en el Windoor de Empuriabrava es de 49 euros por dos minutos], pero es mucho más barato que hacer puenting, por ejemplo”.