El River roza la epopeya pero el Palmeiras va a la final de la Libertadores

El Millonarios se queda a un gol de forzar los penaltis en una exhibición de orgullo y amor propio

El Verdao casi desperdicia el 0-3 de la ida en un partido nefasto en el que transitó por el abismo

Alegría palmeirense e indignación del River con el arbitraje

Alegría palmeirense e indignación del River con el arbitraje / EFE

Joaquim Piera

Joaquim Piera

El Palmeiras está en la final de la Libertadores pero el susto que le dio el River Plate fue tremendo. Lo que había de ser un trámite, después del contundente 0-3 en Avellaneda, estuvo a punto de convertirse en una de las mayores gestas de la historia del Millonarios y en una humillación imborrable para el Verdao.

Palmeiras - River Plate (12/01/21)

Copa Libertadores de América

0
2
Alineaciones
Palmeiras
Weverton; Marcos Rocha (Kuscevic, 80'), Alan Empereur, Gustavo Gómez (Luan, 40'), Matías Viña; Danilo (Raphael Veiga, 80'), Zé Rafael (Emerson Santos, 68')l, Gabriel Menino, Gustavo Scarpa (Breno, 45'), Rony y Luiz Adriano
River Plate
Armani; Robert Rojas, Paulo Díaz, Pinola (Girotti, 96'); Montiel, Enzo Pérez, Ignacio Fernández, De La Cruz (Julián Álvarez 86'), Angileri (Casco, 86'); Matías Suárez y Borré

Ganó el equipo de Marcelo Gallardo por 0-2. Marcó el 0-3, pero se lo anularon por un fuera de juego al principio de la jugada. Se le señaló a favor un penalti que no se chutó, porque el árbitro no lo vio claro. Y, en un añadido infinito de 11 minutos, el VAR tuvo que actuar de nuevo en un posible penalti a favor de los argentinos que terminó en un fuera de juego. La actuación arbitral costará de digerir al River

Una remontada incompleta

La “noche épica” que había pedido Marcelo Gallardo a su equipo pasaba por martillear desde el inicio, en una propuesta que el Verdao aceptó de buen grado. El Millonario, con superioridad de efectivos en la zona ancha, encontró espacios para crear ante un Palmeiras que jugaba a no jugar, más pendiente de ralentizar el partido que de proponer.

Weverton, como ya había ocurrido en la ida con 0-0, tuvo su dosis de protagonismo, en esta ocasión, en finalizaciones de Borré y Paulo Díaz. Los argentinos avisaban frente al colapso de los locales, incapaces de dar tres pases seguidos. Y llegó el gol.

Fue un córner servido por De la Cruz y rematado por un imponente cabezazo del paraguayo Robert Rojas que le ganó la partida a su compatriota Gustavo Gómez. Allí empezó el drama del Palmeiras, a quien se le harían eternos los siguientes 60 minutos.

El Palmeiras intentó sacudirse la presión y proponer un intercambio de golpes, pero no lo consiguió. Seguía cediendo, con líneas separadas y sin la presión necesaria para para jugar una semifinal continental.

Gustavo Gómez, el bastión de la defensa de los paulistas cayó lesionado, y, como si fuera una premonición, llegó enseguida el 0-2. De la Cruz centró desde la derecha, Matías Suárez se anticipó a Luan, que había entrado frío, y desvió para que Borré de cabeza superara a Vewerton. El Ríver hacía lo que quería ante un adversario en cortocircuito.

El primer tiempo del Verdao fue un despropósito: con solo el 33% de posesión y sin haber chutado a la portería de Armani. La tragedia se mascaba. Marcelo Gallardo le estaba dando un baño táctico a Abel Ferreira.

Y River casi obra el milagro

El Palmeiras encaró la segunda etapa con una marcha más, pero sabiendo que ya no tenía más margen para el error. Y el River, fiel a su guion, marcó el 0-3 en el minuto 52 en una jugada colectiva finalizada por Montiel. El VAR, sin embargó, encontró un fuera de juego (lo era) al inicio de la jugada, que nadie del Palmeiras ni hubiese protestado en caso de no ser señalado.

El Verdao se sobrepuso y, como mínimo, conseguía igual en garra y entrega. Eso sí, cada vez que el River pisaba área creaba peligro.

Los argentinos se quedaron con 10 cuando Robert Rojas vio la doble amarilla para frenar una contra de Rony, que tenía una noche aciaga como el resto de sus compañeros.

Y llegaría la segunda jugada polémica del choque, cuando se señaló un penalti por un supuesto toque de Alan Empereur sobre Matías Suárez. El VAR insistió que el colegiado viese el enlace en la pantalla y, al final, para desesperación argentina se desdijo.

Abel Ferreira rompió la pizarra para acabar acumulando centrales con la intención de achicar, como fuera, el peligro de un River agrandado que fue a por el tercer gol que le hubiera llevado a la tanda de penaltis. Se quedó sin un premio merecido y el Palmeiras, tamaño sufrimiento había pasado, que casi ni supo celebrar una clasificación para una final de la Libertadores 20 años después.