El Palmeiras destroza al River y ya acaricia la gran final

El Verdao se impone por un rotundo 0-3 en una exhibición de pragmatismo en la ida de las semis

La derrota puede significar el fin de ciclo del River, el mejor equipo de la década en Sudamérica

Los jugadores del Palmeiras celebran el tercer gol contra el River

Los jugadores del Palmeiras celebran el tercer gol contra el River / AFP

Joaquim Piera

Joaquim Piera

El Palmeiras tiene un pie y medio en la final de la Copa Libertadores. El equipo del portugués Abel Ferreira infringió un correctivo histórico al River (0-3) y solo una hecatombe en la vuelta, programada para el próximo martes en Sao Paulo, evitará que esté el día 30 en la finalísima del Maracaná.

River - Palmeiras 05/01/21

Copa Libertadores de América

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3
Alineaciones
River Plate
Franco Armani; Gonzalo Montiel, Robert Rojas, Javier Pinola, Milton Casco (Federico Girotti 73'); Enzo Pérez (Paulo Díaz, 87'), Ignacio Fernández, Nicolás De La Cruz; Jorge Carrascal, Matías Suárez (Leonardo Ponzio, 73') y Rafael Borré.
Palmeiras
Weverton; Marcos Rocha, Alan Empereur, Gustavo Gómez, Matías Viña; Danilo (Zé Rafael, 65'), Patrick de Paula (Emerson Santos, 77'), Gabriel Menino, Gustavo Scarpa (Raphael Veiga, 69); Rony (Breno, 69) y Luiz Adriano (Willian, 77')

El Verdao presentó sus credenciales al título, en un partido en que supo sufrir al comienzo y en que jugó con una gran consistencia.

El River tenía a su favor el hecho de estar acostumbrado a este tipo de partidos: ya que afrontaba su tercera semifinal consecutiva y la cuarta en las últimas cinco ediciones, siendo el campeón en 2015 y 2018. La realidad, sin embargo, es que fue netamente superado en un encuentro donde nada le salió de cara.

El River manda, pero no sentencia

Los roles estaban definidos de antemano. Los argentinos, proactivos, salieron a dictar el ritmo ante un Palmeiras, dispuesto a jugárselo todo en las contras.

Un imprevisto, sin embargo, estuvo a punto de romper el partido de inicio. El Verdao perdió en el calentamiento al central Luan, lo que se plasmó en un desajuste defensivo generalizado. Y, en el minuto 5, el colombiano Carrascal estuvo a punto de aprovechar las dudas brasileñas para marcar en una clarísima oportunidad, que Vewerton atajó.

Mandaban los de Marcelo Gallardo, moviendo con criterio en la zona ancha y madurando un choque, que tenían bajo control… hasta que su portero Armani cometió un error impropio de su categoría y experiencia. El cancerbero rechazó mal un centro raso de Gabriel Menino y, sin querer, asistió a Rony, que se sacó un chute cruzado imparable.

El Patito feo del Verdao se ha convertido, definitivamente, en el Rey de América. Rony es el futbolista más determinante del torneo habiendo participando en 12 goles: 5 tantos realizados, más 7 asistencias.

El Verdao había sacado petróleo en su primera y única oportunidad de gol. El River sintió el golpe. Acto seguido, se mascó la tragedia en Avellaneda cuando le anularon el 0-2 a Scarpa por un fuera de juego previo (lo era) de Luiz Adriano. Era un presagio de lo que vendría

El planteamiento de Abel Ferreira ganaba legitimidad y el trío ‘infantil’ de volantes (Patrick de Paula, Danilo y Gabriel Menino) empezó a crecer, jugando de tú a tú a los argentinos en la zona ancha.

El River se recompuso y al filo del descanso Ignacio Fernández estampó un libre directo en el larguero. Era un atisbo de esperanza, de cara a un segundo tiempo donde no le quedaba otra que salir a atacar.

Un mazazao para el River

El Palmeiras salió enchufadísimo. Luiz Adriano, recibiendo de espaldas, le ganó la partida al paraguayo Rojas en la intermediaria, para armar un contragolpe que definió con maestría. Era el 0-2 para el Verdao.

El partido (y tal vez la eliminatoria) se rompió definitivamente cuando Carrascal perdió la cabeza y le dio dos patadas seguidas a Gabriel Menino. Roja directa indiscutible. De la jugada salió una falta que Scarpa sirvió para que Matías Viña marcase de cabeza el 0-3.

Y allí se acabó lo que se daba. Con 10, nada pudo hacer el River ante un Palmeiras con la moral por las nubes, que supo administrar su preciado botín en un noche para el recuerdo.