El Flamengo accede con holgura a la final de la Libertadores

Los cariocas, que llevaban un 2-0 de la ida, derrotan por 0-2 al Barcelona y se jugarán el título con el Palmeiras

Bruno Henrique, en estado de gracia, marcó los cuatro goles brasileños de una semifinal que siempre dominaron

Bruno Henrique, así como en la ida, volvió a marcar un doblete

Bruno Henrique, así como en la ida, volvió a marcar un doblete / EFE

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Lo tenía todo de cara y no falló. El Flamengo se clasificó con desenvoltura para su segunda final de la Libertadores en tres años. Derrotó por 0-2 al Barcelona de Guayaquil (en Maracaná ya se había impuesto por 2-0) y se citó con el Palmeiras, que había tumbado al At. Mineiro, el día 27 de noviembre en el estadio Centenario, de Montevideo.

Barcelona SC - Flamengo

Copa Libertadores de América

0
2
Alineaciones
Barcelona SC
Burrai, Castillo, León, Riveros, Pineida, Piñatares (Oyola, 78'), Carcelén (Perlaza, 55'), Adonis Preciado (Díaz, 45'), Emmanuel Martínez, Garcés (Cortez, 55') y Mastriani (Sergio López, 78')
Flamengo
Diego Alves, Isla, David Luiz (Gustavo Henrique, 9'), Rodrigo Caio, Filipe Luís (René, 69'), Willian Arao, Andreas Pereira (Bruno Viana, 76'), Arrascaeta (Pedro, 76'), Everton Ribeiro, Bruno Henrique (Michale, 69') y Gabigol

Bruno Henrique, que firmó un partidazo, fue de nuevo el futbolista más desequilibrante: bigoleó y cerró la semifinal con un registro increíble, ya que marcó los cuatro goles que se produjeron en los dos encuentros.

A los de Renato Portaluppi les faltó, quizás, capacidad de control, pero se salieron con la suya, con su inapelable dominio de las dos áreas y su incuestionable superioridad técnica. El matagigantes de esta edición nada pudo hacer en esta ocasión ante uno de los equipos más potentes del continente, que va lanzado a recuperar como sea el cetro que ya fue suyo en 2019, en una final donde se medirá precisamente al vigente campeón.

El Barcelona, impetuoso y con brío, se propuso dar guerra. Su guion era atormentar para buscar un gol inicial que lo metiera dentro del partido y de la eliminatoria. La baja prematura de David Luiz, que sufrió una ruptura muscular en el abductor de la pierna izquierda, en el minuto 9, enredó el panorama y alimentó las esperanzas locales.

El encuentro, sin embargo, se rompió rápido. A los 17 minutos, Everton Ribeiro superó con maestría la defensa avanzada con un pase en profundidad para que Bruno Henrique, que ya había firmado un doblete en la ida, superase la salida a la desesperada de Burrai. Allí se terminaba lo que se daba. Los ecuatorianos necesitaban un póker de goles para ir a la final, lo que sonaba a utopía. Habían arriesgado y lo pagaron. Fue una forma muy honrosa de caer.

A partir de allí, el centro del campo desapareció, lo que derivó en un intercambio de golpes directos. Andreas Pereira estampó un trallazo al poste (min 19) y el Barcelona tuvo las suyas, pero, como había ocurrido en el Maracaná, se estampó contra la figura inmensa de Diego Alves. Jugar a la ruleta rusa interesaba a los dos: los ecuatorianos necesitaban marcar como fuera y el campeón brasileño siempre se siente cómodo cuando le ofrecen espacios porque es un conjunto que interpreta a la perfección los contragolpes.

El Flamengo marcó el 0-2 en un latigazo en el inicio del segundo tiempo (min. 49). Una muy buena jugada colectiva, terminó con los mismos protagonistas del primer tanto: con Everton Ribeiro asistiendo para un Bruno Henrique que solo tuvo que empujar el balón.

Todo el segundo tiempo fue un epílogo farragoso por su intrascendencia. El Barcelona topó contra su propia impotencia, mientras que el Flamengo, viéndose en la final, intentó administrar la situación para no sufrir perjuicios inesperados en forma de lesiones o sanciones.