La ilusión que valió una eliminatoria

El día de Reyes de 2021 regaló a la UE Cornellà un premio inesperado. Una victoria que, aunque deseada, se antojaba complicada ante el intratable líder de LaLiga. Cuando la bola del Atlético salió en el sorteo, la euforia recorrió la ciudad del Baix Llobregat por la visita al humilde Nou Municipal de todo un Primera. Del mejor Primera en el bombo. Guillermo Fernández Romo , técnico de los catalanes, se encargó de rebajar esa euforia, consciente de que el objetivo del equipo que milita en el Grupo 3 de Segunda B no era otro que el de la competición regular. La Copa era un premio al trabajo y los jugadores verdes supieron aprovecharlo de la mejor manera.

Las bazas, según decía en la previa Eloy Gila, pasaban por la ilusión y por aprovechar las características del terreno de juego. Si lo segundo se cumplió al dedillo, de lo primero llegaba sobrado el equipo, incluso sin aficionados en las gradas.

Un gol que vale oro

Y entonces llegó el gol. Funcionó la pizarra de Fernández Romo y los locales se adelantaron tras una falta con un potente remate de Adrián Jiménez, que entrará en la historia del club. El madrileño llegó este verano procedente del Rayo Majadahonda y su contrato, por una temporada ya ha dado el máximo al equipo con su diana, la primera con la camiseta verde. Un tanto que llegó pronto, en el minuto 8 de partido y que hizo resonar en la cabeza de todos esa vocecilla de la prudencia: “Aún queda mucho...”. Pero llegó el 90’+5’ de partido y ese gol sirvió para firmar la gesta.

Hace seis años, en el RCDE Stadium como escenario y con el Real Madrid como rival, no pudo ser. El Cornellà cayó apeado en dieciseisavos, su techo en esta competición, en esa eliminatoria a doble partido. El miércoles, el fútbol devolvió la oportunidad al Cornellà que no falló, convirtiéndose en el primer equipo de Segunda B en eliminar al líder de Primera desde que lo hiciera la Grama en 2004 con el Barça y primer conjunto catalán de Segunda B en dejar fuera al Atlético.

La imagen de los rojiblancos desquiciados sobre el verde y la celebración posterior de la plantilla en el córner que daba la calle donde se habían reunido los ‘Cornehools’, quedarán en el imaginario.