El día en el que Messi ganó sin tener que ser Argentina
Al crack argentino, el mejor jugador del torneo, no le hizo falta mostrar su mejor nivel en la final para festejar su primer título con la absoluta
Un partido repleto de faltas y con mucho miedo a perder propiciaron que el '10' perdiera protagonismo con el balón
Ha tenido que esperar más de una década para ser campeón con Argentina. Justo el día en el que a Messi le bastó con ser uno más (y áun así, el mejor) del planeta tierra. El día en el que la Albiceleste le dijo al rosarino: 'Hoy con ser Leo tenemos suficiente'. Le achacaban al mejor jugador del mundo que no celebraba títulos con su selección. Pues ahora habrá que empezar a buscar excusas de debajo de las piedras.
En la madrugada de hoy, Leo Messi se ha convertido, con todos los merecimientos del mundo, en campeón de América con una Argentina que, por fin, empieza a saber sobrevivir sin que el crack azulgrana tenga que hacerlo todo.
Ante Brasil y en un partido de vida o muerte, una asistencia de De Paul extraordinaria, la magia de Di María en la definición y toda la raza que tiene el pueblo y los jugadores argentinos bastaron para reinar en América tantísimos años después. Sin ser el partido de la vida de Messi (de esos ha tenido como para llenar una videoteca), el '10' incluso pudo anotar en los instantes finales el 2-0 que mataba la final.
Messi, trabajador incansable
A pesar de que no le dejaron brillar, no le vayan a quitar méritos a Messi, tampoco. Ni uno solo. La sola presencia del '10' ya obligó a Brasil a tener a dos o tres jugadores siguiéndolo durante todo el encuentro. El capitán lo intentó por todos los rincones del campo, pero hoy no iba a ser el día de lucirse. Solo un 'loco' como Neymar era capaz de ponerse a gambetear en una auténtica batalla sobre el terreno de juego. Ni tres pases se pudieron dar seguidos.
Así, sabedor el '10' argentino de que tocaba masticar tornillos, no le tembló el pulso para arremangarse y bajar al barro junto al resto de sus compañeros. Por eso presionó y mordió hasta su última bocanada de aire, allá por el 95'. Acabó 'muerto'.
Este partido no se iba a jugar, se iba a ganar. Leo y Argentina se habían cansado ya de jugar finales, así que esta no se podía escapar. Era ahora o nunca. La moneda, la dichosa moneda, al fin salió cara. Y con ella, un grito atronador, unas lágrimas de Leo Messi y una avalancha de abrazos al '10'. Todos sabían lo que el rosarino se jugaba. Adiós a años de decepciones.
Messi, líder absoluto
Leo ha llevado de la mano a Argentina hasta esta final, siendo el mejor jugador del torneo de largo, tal y como así lo decidieron los jueces que le obsequiaron con el premio al MVP de la Copa América junto a Neymar. Ambos protagonizaron la foto de la final: el abrazo entre el brasileño, llorando desconsolado, y el argentino, eufórico por haber levantado su primer trofeo con la absoluta de la Albiceleste. Papeles cruzados por un día.
Ya le tocaba a Leo saborear la gloria con Argentina, por la que tanto ha sufrido todos estos años. Hoy las críticas quedan un poco más lejos. Volverán, pero para entonces, nadie le podrá achacar no levantar títulos con su selección. Argentina ahora es más Argentina. Y Messi, no lo olviden, sigue siendo Messi.
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