Messi, más querido que nunca por los argentinos

Ser líder es una labor reservada para los más grandes. Los hay futbolísticos, esos que prefieren el silencio fuera del campo pero que dentro se transforman y toman las riendas, o los hay caudillos: aquellos que sobre el césped son soldados rasos pero fuera de él van al frente de la tropa. Solo los mejores logran combinar ambos... como Lionel Messi.

El rosarino, acostumbrado siempre a estar arriba en el escalafón de mando futbolístico sobre el campo, se ha convertido también en el capitán que lleva la vocería del Barça y de la selección Argentina, situación que le ha unido más que nunca con su pueblo. El partido ante Brasil fue prueba fehaciente de ello: perdieron ante el eterno rival, pero nadie osó reclamarle nada a Leo.

Además, el verle enojado en zona mixta exigiendo a la CONMEBOL que se pronunciara sobre el paupérrimo nivel arbitral hizo que la identificación con el ‘fana’ fuese absoluta.  Los más veteranos, incluso, comparan esta versión de Messi con el Maradona más barrial, ese que se rebelaba ante las injusticias del poderoso y que era capaz de insultar a toda Italia por silbar el himno de su país. Es, quizá, el Lionel más ‘maradoniano’ que se ha visto desde que usa los colores de la celeste y blanca, algo que no pasa desapercibido para su gente. 

Y no será por buscar la aceptación de la gente, porque nunca quiso hacerlo. Messi se siente ahora el faro de una nueva generación de futbolistas argentinos con los que quiere cabalgar hasta donde le dé la ‘nafta’, guiando desde el campo lo que los dirigentes no han hecho en las oficinas. Lautaro, Foyth, Paredes, Lo Celso o De Paul son algunos de los nombres que se presentan como los escuderos de un cada vez más experimentado y sabio ‘10’, aferrado más que nunca a la cinta de su brazo y consciente que es el proyecto que le llevará a su -por edad- última Copa del Mundo en Catar 2022.