Brasil-Argentina: Superclásico con sabor a final

La llegada de la selección Argentina a Belo Horizonte

 La albiceleste jugará las semifinales contra la Canarinha en el estadio brasileño / Perform

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Las semifinales de la Copa América 2019 se abren esta madrugada (02.30 h) con un superclásico del fútbol sudamericano: Brasil-Argentina. Un duelo de gigantes con sabor a final en el que los brasileños parten como favoritos por jugar en calidad de locales, por no haber recibido ningún gol en cuatro partidos y por pura estadística. Por su parte, los argentinos confían en mantener la progresión que han experimentado desde el inicio del torneo y en que en esta última fase llegue la ‘explosión’ de su figura, el delantero y capitán del FC BarcelonaLeo Messi, hasta ahora muy alejado de su mejor versión.

En el aspecto deportivo, Brasil recupera a Casemiro en la zona ancha después de la sanción que cumplió en los cuartos de final contra Paraguay. El pivote defensivo del Real Madrid es una pieza clave en el engranaje de Tite y, salvo sorpresas, hará dupla con el azulgrana Arthur en la medular.

El que no parece que llegará a tiempo será el lateral Filipe Luis, indiscutible en esta Copa América. El jugador, que podría tener su futuro en el Camp Nou, sufre molestias en el muslo y si no está al cien por cien dejará el carril izquierdo a Alex Sandro, jugador de la Juventus. Igualmente, el centrocampista Fernandinho tampoco ha superado el dolor en la rodilla derecha y está prácticamente descartado. Finalmente, el delantero Richarlison dejó atrás un cuadro de paperas y se ha reintegrado a la concentración, aunque su falta de ritmo lo dejará en el banquillo.

Miedo

Pero no todo jugará a favor de Brasil... La ‘canarinha’ tendrá que luchar contra Argentina, rival histórico, y contra sus fantasmas. En el Mineirao Brasil fue humillado por Alemania (1-7) en las semifinales del Mundial 2014, una derrota que recordó al ‘Maracanazo’ de 1950, cuando Uruguay dejó a Brasil sin Mundial en su propia casa. De ahí que se hable de un posible ‘Mineirazo’ (segunda parte) si Argentina deja a Brasil fuera del torneo, como ya hizo Alemania hace cinco años.

Un batacazo de estas características dejaría a Tite muy tocado ante la ‘torcida’ y la CBF podría plantearse su relevo de forma inmediata al no cumplir con la expectativas ni en el Mundial de Rusia 2018 (cayó en cuartos contra Bélgica) ni en la Copa América 2019.

Conservador

Scaloni, seleccionador argentino, cuenta con todo el plantel para afrontar el partido pero, por lo que se ha filtrado, el técnico no será partidario de hacer cambios y apostará por el mismo once titular que superó a Venezuela (2-0) en los cuartos de final. Sería la primera vez que Scaloni, desde que accediera al cargo (septiembre 2018), repitiera un mismo equipo.

El timonel de la albiceleste dibujará un 4-3-3 con la tripleta ofensiva integrada por Messi, con libertad de movimientos, Lautaro Martínez y Agüero. De todas formas, el técnico podría dejar al delantero del Manchester City en el banquillo y dar entrada a Di María (PSG), un jugador rápido y de más trabajo en la medular que el ‘Kun’. La obsesión de Scaloni es encontrar la fórmula para que Messi tenga más presencia y participe del juego con sus especialidades marca de la casa: asistencias, regates y disparos a puerta.

¿Última oportunidad?

Lo cierto es que el partido, para Argentina, pero sobre todo para Messi, es una final. Al ‘10’ del Barça y de la albiceleste se le agotan las posibilidades de ganar algún título con la selección mayor de su país y, después de perder la Copa América 2015 y 2016 por penaltis (ambas contra Chile), buscará la tercera final consecutiva para sacarse la espina. Caso de no avanzar a la final, Messi, con 32 años, tendría una nueva ‘bala’ el próximo año (2020) en el que la Copa América volverá a los estadios sudamericanos, disputándose en Argentina y Colombia y cambiando de formato.

Tanto una selección como otra tienen mucho que ganar en esta semifinal, pero también mucho que perder, aunque llegar a la final sería una escala transitoria a la espera de otro exigente examen. Ambos combinados, pues, llegan a la cita muy necesitadas y con la obligación de no fallar para no crear un cisma interno en sus respectivas federaciones. La suerte está echada.