Una jugada de maestros

2012

2012 / sport

David Boti

- Pep gana su último título con el club y Vilanova asume el cargo tras su adiós ese mismo verano

- Guardiola se despide como técnico culé con un nuevo título de Copa del Rey

Un miércoles a finales del mes de abril se tambalearon todos los cimientos de la entidad presidida por Sandro Rosell. Pep Guardiola, el entrenador que llevó al club hasta la cima, comunica que no quiere continuar en el cargo la próxima temporada y que tiene la intención de dejar el FC Barcelona, su casa de siempre. El genio que dirigió a sus pupilos en la época más exitosa del club decide parar. En su última campaña al frente del primer equipo, el técnico de Santpedor se quedó sin poder lograr los dos grandes títulos. No pudo clasificar al equipo para una nueva final de Champions. El conjunto blaugrana cayó en semifinales ante el Chelsea (3-2). Tampoco pudo sumar un nuevo éxito en Liga. El Real Madrid conquista el trofeo gracias a los 100 puntos logrados, nueve por encima del conjunto blaugrana. 

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Un día después del anuncio de su marcha, Rosell responde ante los medios de comunicación. Decide dar continuidad al proyecto y, con un movimiento inesperado para muchos, decide nombrar a Tito Vilanova como su sucesor en el cargo. Se anulan de golpe todas las quinielas y conjeturas sobre hipotéticos candidatos. Colocar a la mano derecha de Guardiola, uno de los cerebros que han convertido al Barça en el mejor equipo del mundo, es la decisión más conveniente para mantener el equilibrio en la dirección y en el vestuario blaugrana.

La temporada y el adiós de Pep acaban, precisamente, con un nuevo logro. Su época culé finaliza con el título de Copa del Rey el 25 de mayo ante el Athletic Club (0-3), precisamente, el club ante el que ganó su primer título como entrenador del Barça.

Poco menos de un mes más tarde, Vilanova es presentado y comienza su camino al frente del club. Sin bajas de renombre ese verano, la dirección deportiva, con Andoni Zubizarreta al frente, decide incorporar a Alex Song (19 millones de euros) para el centro del campo y a un prometedor Jordi Alba, que acaba de ganar la Eurocopa, para el lateral izquierdo (14 millones).

En sus dos primeros compromisos durante el mes de agosto, Tito no puede sumar su primer título como entrenador culé al ceder la Supercopa de España ante el Real Madrid, pero el tropiezo no lo detiene ya que, con el paso de las jornadas en el campeonato doméstico, acaba dirigiendo el mejor arranque de Liga de la historia del Barça y también el mejor inicio de un equipo en la historia de la Liga. 

A finales de año, todo el barcelonismo se lleva un duro golpe emocional y no, precisamente, por los resultados del equipo. Cuando el proyecto deportivo iba en la dirección correcta (un balance de 23 victorias en 27 partidos), Vilanova recae del cáncer en la glándula parótida que se había tratado el año anterior y se ve obligado a dejar el cargo de entrenador temporalmente. Se lo comunica a sus jugadores y Rosell y Zubizarreta son los que lo anuncian públicamente. Mazazo para la entidad y también para los aficionados culés. Es Jordi Roura, su segundo, el encargado de coger las riendas del primer equipo tras su ausencia. 

¿QUÉ FUE DE ÉL?

Tras tomarse un año sabático en Nueva York junto a su familia, el técnico confirma en enero de 2013 durante la gala del Balón de Oro que volverá a entrenar. Pocos días después, el catalán anuncia que su nuevo ‘hogar’ será el Bayern Múnich durante tres campañas (2013-2016). En su primera temporada conquista la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubs, la Copa de Alemania y también la Bundesliga. En Champions cae, precisamente, a manos de ‘su’ Barça. En la segunda solo levanta un título y finaliza su etapa en tierras alemanas con otro doblete y un total de siete trofeos. Tras dirigir al club bávaro pone rumbo a Manchester, donde se le encomienda la tarea de reflotar un proyecto caótico como es el del City. Desde su llegada hasta el día de hoy, el club ha levantado siete títulos, aunque todavía se le resiste conquistar una Champions para un equipo que no sea el Barça. 

EL RAYO QUE ILUMINÓ LONDRES

Tres años después de conseguir sus dos récords del mundo, que todavía ostenta en la actualidad, Usain Bolt se presenta en los Juegos Olímpicos de Londres con la intención de colgarse tres oros olímpicos en los 100 y 200 metros lisos y también en el relevo 4x100. El jamaicano, que en Pekín ya sumó dos (le quitaron el tercero en el relevo por dopaje de uno de sus compañeros), encandila en la capital británica y vence con una abrumadora superioridad en los 100 (9.63). También repite éxito en los 200 con una marca estratosférica (19.32) y lidera a Jamaica en la prueba de relevos para volver a coronarse como el más veloz del planeta con récord del mundo incluido (36.84). Ese mismo año conquista su primera Liga de Diamante y también es reconocido, por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) como el mejor atleta masculino.

En Río 2016, Bolt acude a sus últimos Juegos y vuelve a repetir hazaña. Tres oros en las tres pruebas para sumar ocho en total. Se retira tras los Mundiales de 2017 e, incluso, se prueba en el mundo del fútbol.