Con dos metros de altura, más espacio para las piernas es vital

Estrategia. Arrriba, un AVE circulando a alta velocidad. Abajo, el entrenador Diego Ocampo se dirige al equipo en un tiempo muerto

Estrategia. Arrriba, un AVE circulando a alta velocidad. Abajo, el entrenador Diego Ocampo se dirige al equipo en un tiempo muerto / sport

Xavi Datzira

Si uno se pone en la piel de un jugador de baloncesto, como por ejemplo el pívot del Divina Seguros Joventut Jerome Jordan –de 2,14 metros de altura y 115 kilos–, se puede llegar fácilmente a la conclusión de que los viajes en avión o autobús no deben de ser un camino de rosas. Por eso, equipos de la ACB como la Penya optan cada vez más por utilizar otras formas de transporte, como el tren. Una opción que el club de Badalona suele utilizar para desplazarse a Madrid, Zaragoza, València o Bilbao.

Las razones son múltiples, aunque quizás la comodidad es una de las principales, especialmente para una plantilla que se mueve entre los 1,87 metros del base Neno Dimitrijevic y los 2,14 metros de Jordan. “Si nos desplazamos en tren, los jugadores tienen más espacio, pueden levantarse cada vez que les apetece, dar una vuelta, hablar entre ellos, entretenerse con el móvil o el ordenador… En este sentido, resulta mucho más cómodo que el avión, donde van con un espacio más ajustado y no se pueden mover”, explica Adrià Delgado, delegado de la primera plantilla del Joventut de Badalona. De hecho, cuando el desplazamiento es largo y viajan vía aérea, los fisioterapeutas deben esmerarse luego para relajar piernas y espaldas.

SIN COLAS

SIN COLASA nivel de tiempo real de trayecto, es cierto que volar suele ser más rápido que viajar en tren, pero el volumen de horas destinadas suele equilibrarse si se tienen en cuenta otros factores. “Si viajas a Madrid, por ejemplo, al final el tiempo acaba siendo casi el mismo, porque tienes que llegar una hora y media antes al aeropuerto, facturar el equipaje, pasar el control, estar pendiente de si hay cola para despegar…”, relata Delgado. En este sentido, el delegado del Joventut comenta que cuando tienen que tomar el tren llegan a la estación de Sants con más o menos media hora de antelación. 

“Además, sabemos que desde el Olímpic de Badalona tardamos unos 25 minutos en llegar hasta Sants; en cambio, para llegar al aeropuerto dependemos mucho del tráfico que haya en las Rondas”, añade. El día que esté inaugurada la estación del AVE de La Sagrera –según las últimas previsiones del Ministerio de Fomento, a finales del 2020–, los tiempos disminuirán a menos de 10 minutos y el enlace aún será más directo. 

La expedición de la Penya suele compartir vagón con otros pasajeros, aunque a veces obtienen algún privilegio, como más facilidades para subir el equipaje o para saltarse alguna que otra cola. Aunque normalmente no es necesario. Luego, durante el trayecto, todo el mundo habla de sus cosas, creándose un “buen ambiente de equipo”. Al llegar a destino, tampoco hace falta una gran expedición para llegar al hotel de concentración o al pabellón, ya que los trayectos son de centro a centro de la ciudad.

TEMPORADA REGULAR

TEMPORADA REGULARa Penya utiliza el tren de alta velocidad para trasladarse a Madrid, por lo que a lo largo de la temporada regular usa este modo de transporte hasta tres veces, para visitar la canchas del Real Madrid, el Estudiantes y el Fuenlabrada. El AVE también les permite plantarse en la capital aragonesa en menos de una hora y media para jugar contra el Tecnyconta Zaragoza. Cuando tienen que desplazarse a València también se decantan por el tren, aunque en este caso se trata del Euromed, que conecta Barcelona con la ciudad levantina en poco más de 3 horas.

Viajando en AVE, los equipos se ahorran los tiempos de espera y las colas en el aeropuerto

Incluso se están planteando la opción ferroviaria para desplazarse a Bilbao. En este caso, se puede ir hasta Zaragoza en AVE y luego cambiar a un conyoy Alvia para llegar hasta la ciudad vasca. En este caso, el tiempo total del trayecto serían 6 horas y media.

En el deporte actual, con una máxima profesionalización, entrenamientos más desarrollados y todos los medios tecnológicos al alcance para analizar hasta el más mínimo aspecto técnico y táctico, al final son los pequeños detalles los que acaban decantando la balanza. Además, los partidos no empiezan cuando el árbitro lanza la pelota al aire, sino mucho antes. Un desplazamiento tranquilo, sin estrés, con tiempo de sobras y con la máxima comodidad posible, puede ayudar a los jugadores a entrar en la pista en mejores condiciones. Lo mismo al volver. Los preparadores físicos cada vez tienen más en cuenta los tiempos de reposo y las rutinas una vez terminados los partidos, para recuperar los músculos lo mejor posible y evitar sobrecargas y lesiones. El espacio adecuado para estirar las piernas y la posibilidad de levantarse en cualquier momento para dar un pequeño paseo ayudan, sin duda, en este sentido. Y más si se mide 2 metros de altura