Con Van Gaal, el doblete

1998

1998 / sport

David Salinas

- 39 años después del último doblete, el Barça saboreó las mieles del triunfo de la mano del timonel neerlandés

- Llevó al Barça a ganar Liga y Copa y, antes, a sumar otra Supercopa de Europa

La llegada de Louis van Gaal estuvo avalada por sus éxitos en el Ajax. La directiva del FC Barcelona confió en su metodología para reverdecer laureles y acertó.

También la prensa vio en el de los Países Bajos el timonel ideal para comandar la nave azulgrana después de hacerlo Bobby Robson tras una temporada-puente.

Sin embargo, la férrea disciplina de Van Gaal con sus jugadores y con la prensa, así como su incondicional alineación con el ya desgastado y erosionado presidente Núñez, acabó provocando divisiones entre el barcelonismo.

A la alegría por los títulos (doblete Liga y Copa, además de la Supercopa de Europa) se sumó cierto malestar (por parte de una parte de la afición) por las ‘formas’ del entrenador. En cualquier caso, 1998 entró con letras de oro en la historia del Barça.

La temporada 1997-98 empezó con la pérdida de la Supercopa de España contra el Real Madrid y un golpe de efecto: el fichaje de Rivaldo. El Barça fue creciendo poco a poco y, aunque tuvo que pagar el peaje en la Champions (fue eliminado en la fase de grupos), volvió a tomar altura con el paso de los partidos.

El primer éxito de 1998 fue la conquista de la Supercopa de Europa, el segundo la Liga y el tercero, la Copa del Rey. La Liga llegó en el Camp Nou, después de una victoria por la mínima contra el Zaragoza (1-0) el 18 de abril. El equipo lo festejó junto a la afición y en la celebración apareció la camilla motorizada. La Copa del Rey no se hizo esperar y cayó el 29 de abril, en Mestalla.

Barça y Mallorca empataron a uno y, después de una prórroga sin goles, los penaltis (5-4) acabaron dando el título, y el doblete, al equipo azulgrana, que no saboreaba desde la temporada 1958-59, con el mítico Helenio Herrera, el ‘Mago’, en el banquillo.

Fueron tiempos felices para el barcelonismo, que celebró los éxitos en una abarrotada y entregada Plaça Sant Jaume, escuchando consignas como la lanzada por Figo desde el balcón: «¡Blancos, llorones, saludad a los campeones!».

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¿QUÉ FUE DE ÉL?

Louis van Gaal, una leyenda en los banquillos, dejó la primera línea en enero de 2017, después de una desgracia familiar y cuando estaba cerca de iniciar una aventura en la Superliga de China.

Aunque aseguró que su adiós no era definitivo, lo cierto es que el técnico de los Países Bajos, desde entonces, no ha vuelto a dirigir a ningún equipo. Discreto jugador, Van Gaal destacó como estratega a partir de 1991 en el Ajax, pasando después por el Barça (dos etapas), selección de Holanda (dos etapas), AZ Alkmaar, Bayern Múnich y Manchester United, su último equipo (2014-16).

Cosechó 20 títulos en su etapa en los banquillos, cinco de ellos internacionales. A sus 68 años disfruta de la vida, pero escucharía alguna oferta que le motivara.

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Los reyes de Roland Garros

El tenis dio grandes alegrías a la afición en el mes de junio. Primero fue Arantxa Sánchez Vicario y, después, Carlos Moyà. La ‘Armada’ española tocó el cielo en la catedral del tenis francés en un fin de semana histórico. 

Arantxa saboreó su tercer éxito en la tierra batida de Roland Garros el sábado 6 después de superar a Monica Seles 7-6, 0-6 y 6-2 en 1 hora y 50 minutos. Ya lo había ganado en 1989 y 1994.

Por su parte, Moyà, el domingo 7, también conquistó la capital gala al batir a Álex Corretja por 6-3, 7-5 y 6-3. La derecha y el saque, así como su tenis profundo, fueron factores definitivos para su primera victoria en un Grand Slam.

La tenista catalana confesó al final de su partido que era «la persona más feliz del mundo» y que «no cambiaría este momento por nada». Y agregó que Roland Garros era «un torneo que me motiva». Para Arantxa, una de las claves del éxito fue «no encontrarme en la lista de favoritas». Moyà, por su parte, se expresó en términos similares horas después: «Vivir este momento da sentido a mi vida».

Una de las imágenes del triunfo de Moyà llegó cuando el tenista mallorquín recibió el trofeo de manos de ‘O Rei’ Pelé, en Francia ante el inminente inicio del Mundial 1998. Y, para celebrarlo, apareció una pelota y, mito y campeón, hicieron unos toques de cabeza para disfrute del apasionado público. En cierto modo, fue el banderazo de salida del Mundial de Francia.