El primer título de la 'era Cruyff'

- El 'Flaco' ganó tiempo y crédito con la Recopa de Berna para imponer su innovador sistema de juego

- "Ganar una final con una plantilla nueva es empezar muy bien", dijo el entrenador

El FC Barcelona 1988-89 fue el primer proyecto de Johan Cruyff en el banquillo del Camp Nou. La nueva etapa generó ilusión y dudas entre la afición azulgrana. Ilusión por pasar página a una de las temporadas más negras de la entidad (1987-88) y por los nuevos fichajes que llegaron con el ‘Flaco’, hasta diez: Bakero, Begiristain, López Rekarte, Julio Salinas, Eusebio, Soler, Valverde, Unzué, Serna y Manolo Hierro (que no llegó a debutar oficialmente). Las dudas se centraron en el innovador sistema de juego, que no acabó de dar los resultados esperados en la Liga ni en la Copa, tampoco en la Supercopa de España. De todas formas, el holandés sumó crédito con la conquista de la Recopa de Europa el 10 de mayo de 1989, su última tabla de salvación para no acabar el curso del debut sin títulos.

La gloria llegó en Berna, contra la Sampdoria de Génova. El Barça se impuso por 2-0 con goles de Julio Salinas y López Rekarte y, de esta forma, cruzó la línea de meta después de superar al Fram Reykjavík, Lech Poznan, Aarhus y Sredets Sofía. El partido se le puso de cara al equipo de Cruyff con un tanto en el minuto 4 y, pese a algunos momentos de sufrimiento, se vio campeón con el segundo, a 11 minutos para el final. «El equipo y la afición se lo merecía», aseguró el técnico, para agregar que "los rollos Berna y Sevilla se han acabado. Ganar una final con una plantilla nueva es empezar muy bien". El equipo que entró en la historia fue el integrado por Zubizarreta; Aloisio, Alexanko, Urbano; Milla; Amor, Eusebio, Robert; Lineker, Julio Salinas y Begiristain. Soler y López Rekarte entraron en el segundo tiempo por Milla y Begiristain. En el banco quedaron Unzué, Sergi López y Carrasco.

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¿QUÉ FUE DE ÉL?

El delantero inglés, fichado después del Mundial de México 1986, sufrió con la llegada de Cruyff, que lo sacó del centro del ataque para desplazarlo al extremo derecho. No se adaptó a su nueva posición y, a la temporada siguiente, se fue del Camp Nou. Suyo, de todas formas, fue el centro para que Julio Salinas abriera el marcador contra la Sampdoria... Regresó a Inglaterra (Tottenham) y colgó las botas en Japón (Nagoya Grampus). A partir de entonces pasó a comentar fútbol en distintos medios de comunicación, actividad en la que sigue. Lineker siempre se ha manifestado admirador de Messi, jugador que no para de sorprenderle.

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ARANTXA SÁNCHEZ VICARIO CONQUISTÓ PARÍS CON 17 AÑOS

La tenista catalana Arantxa Sánchez Vicario conquistó su primer Ronald Garros en 1989. Se impuso a la alemana Steffi Graf, entonces número uno mundial, en la finalísima por 7-6, 3-6 y 7-5, título que volvería a saborear en las ediciones de 1994 y 1998. En 1994 derrotó a la francesa Mary Pierce por un doble 6-4 y, en 1998, Monica Seles por 7-6, 0-6 y 6-2.

Arantxa sorprendió en el abierto de Francia por su juventud (tenía 17 años) y, al mismo tiempo, por su talento, garra, fuerza y ambición. Encandiló a la afición española (y de todo el mundo) con su característico estilo y su grito de ‘guerra’: «¡Vamos!». Hermana pequeña de una gran saga de tenistas, alcanzó el número uno del ranking mundial a los 24 años. La catalana se retiró en 2002 con cuatro Grand Slams en su palmarés (a los tres Roland Garros añadió el Abierto de Estados Unidos de 1994, en el que derrotó nuevamente a Steffi Graf). Además, fue finalista en ocho torneos (Roland Garros, tres; Abierto de Australia y Wimbledon, dos; y Abierto de Estados Unidos, uno). En dobles saboreó tres Abiertos de Australia (1992, 1995 y 1996), dos de Estados Unidos (1993 y 1994) y Wimbledon (1995). Y en dobles mixtos ganó dos veces Roland Garros (1990 y 1992), un Abierto de Australia (1993) y uno de Estados Unidos (2000).

Para Arantxa, de todas formas, el primer Ronald Garros fue el más especial porque «tuvo todos los ingredientes: tenía 17 años, gané a Steffi, en esos momentos prácticamente imbatible, y fue un maratón de partido. "Mi sueño se hizo realidad. Era lo más grande que podía pasarle a una tenista".