El Via Crucis de los periodistas gráficos en un clásico

Àngels Fàbregues

Àngels Fàbregues

Cuando leemos las crónicas y los temas de un partido como el Clásico en las diferentes webs de los medios o al dís siguiente en los periódicos de prácticamente todo el mundo, lo que más nos llama la atención son las fotografías.

Pero nunca nos llegamos a preguntar cómo ha llegado esta foto a nuestras manos, cómo ha sido el día para el periodista gráfico que con su maestría ha conseguido captar la mejor jugada, el mejor gol, una celebración, la decepción.... todo lo necesario para ilustrar las noticias.

El día de un fotógrafo antes de un clásico es poco más que intenso y estresante. Desde que se levanta por la mañana vive un vía crucis que añade mucho más valor, si cabe, al trabajo de estos trotamundos de los campos de fútbol.

Del hotel de concentración al Bernabéu

En el caso del clásico de este domingo en el Bernabéu, tras el madrugón para llegar a Madrid lo antes posible, los periodistas gráficos de fuera de la capital se reencuentran con los madrileños en el hotel donde llega la expedición azulgrana para fotografiar a los jugadores bajando del autocar y entrando en el hotel de concentración, tras enviar el material, taxi y al restaurante donde se celebra la comida de directivas, buscan aficionados por las calles para reflejar el ambiente que se vive antes de un partido de esta magnitud...

Cuatro horas de cola para coger el mejor sitio... o no

Pero no se pueden despistar. A las 15.00 horas y tras comer un bocadillo rápido y de pie, los fotógrafos se citan en el Bernabéu para hacer cola. Cuando llegan ya hay algunos compañeros ocupando las primeras plazas. El primero llegó a las 7.00 de la mañana. Su premio será poder elegir el mejor sitio.

Doce horas haciendo cola los primeros, unas cuatro la mayoría, porque hasta dos horas antes del partido, a las 19.00 horas, abren las puertas a los fotógrafos para tomar posiciones.

Pero nadie sabe dónde mirará Leo Messi si marca un gol o Karim Benzemá si supera a Ter Stegen... ningún fotógrafo sabe si el sitio que ha elegido será el mejor. Pese al cansancio de todo el día, cuando llega la hora del partido hay que estar atento, ven todo lo que ocurre en el campo a través del objetivo de la cámara. Disparando sin parar. Más de 1.000 fotografías que después habrá que editar, elegir las mejores y descartar las que no sirven.

Se acaba el partido y hay que enviar a toda prisa las fotos que ya reclaman desde la redacción. Con el trabajo finalizado salen del campo. Exahustos buscan donde cenar si queda algún sitio abierto y después a dormir... o no.