... Y Messi lo volvió a hacer

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Es él. Es único. Irrepetible. Compararlo con otro sigue siendo un insulto al fútbol. No tiene comparación. Hay grandes jugadores. Excelentes. Brillantes. Top. Y después, mucho después, está él. Está Leo Messi.

El Barça, ese equipo capaz de lo mejor y lo peor en pocos minutos, había conseguido ponerse por delante en el marcador con el gol de Rakitic. Cuando el Madrid se quedó, además, con 10 hombres, todo parecía de cara. Pero los locales empataron. Parecía todo perdio. Ya en tiempo añadido. Solo cabía esperar un milagro. Un nuevo milagro.

Pero cuando tienes a Dios en tu equipo, sabes que los milagros pueden pasar. Y pasó. Minuto 90+2. Sergi Roberto sube con el balón controlado. Abre el juego para André Gomes que, a la vez, lo abre más para Jordi Alba, quien centra al punto de penalti. Y allí Leo no perdona. Remate rasó, con fuerza y colocación y Navas que no llega a pararla.

Era el 2-3. El gol definitivo. Ya no había tiempo para más. Los 3 puntos cogían el puente aéreo a Barcelona...