Trump hace de Jerusalén una zona de alto riesgo para el Giro de Italia

En la parte vieja de Jerusalén numerosos palestinos protestan contra Trump

En la parte vieja de Jerusalén numerosos palestinos protestan contra Trump / Efe

Agustí Bernaus

Agustí Bernaus

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto en una situación muy incómoda a la organización del Giro de Italia siete días después de la presentación de la 101 edición de la prueba que debería de partir el 4 de mayo desde Jerusalén con una contrarreloj de 10 km. para llegar al día siguiente a Tel Aviv y a Eilat al final de la tercera jornada. 24 horas después de que Trump haya reconocido a Jerusalén como capital de Israel, la zona ha pasado a ser potencialmente muy peligrosa. 

El movimiento islamista palestino Hamás considera que “Trump ha abierto las puertas del infierno” por los intereses norteamericanos en la región. Ismail Haniyeh, máximo dirigente de Hamás calificaba la decisión del presidente de Estados Unidos como “una declaración de guerra contra el pueblo palestino y los lugares sagrados musulmanes y cristianos en Jerusalén”.

La defensa de la Explanada de las Mezquitas, el tercer símbolo más sagrado para el islam después de la Meca y Medina, es uno de los conflictos más antiguos  del mundo que desencadena periódicamente episodios de violencia y protesta. Situada en Jerusalén Este y bajo el control de las fuerzas de Israel los palestinos consiguieron este verano que se retiraran las medidas extraordinarias de seguridad al poner fin a las marchas y rezos de protesta que habían provocado cuatro muertos y quinientos heridos.    

La decisión de Trump legitima la ocupación israelí del sector oriental de la ciudad en unos momentos en los que la diplomacia internacional recomendaba precisamente todo lo contrario para seguir manteniendo la vía de los dos estados. La escalada de tensión en Turquía, Arabia Saudí y la franja de Gaza contra Israel se ha elevado en cuestión de horas.    

Hace una semana, la organización del Giro de Italia cometió el error en la presentación de su carrera de diferenciar la división Este y Oeste en los planos, fotografías y documentación de Jerusalén como punto de partida de la prueba. Poco después, el Gobierno de Israel formalizaba una protesta amenazando con cancelar todos los acuerdos contractuales con RCS, la empresa organizadora de la prueba que significaban una inversión de 12 millones de euros, según las cifras oficiales facilitadas desde Israel. 

Después de la rapidísima rectificación  de la ronda italiana y tras presentar excusas, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) protestó por la presencia del Giro, algo que consideran “una campaña publicitaria israelí con la idea de normalizar la ocupación”. Numerosas organizaciones de todo el mundo han pedido que el Giro no salga de Israel y que vaya buscando otro país alternativo porque de lo contrario se arriesgan a un boicot que podría desembocar en la suspensión de las tres primeras etapas. 

Mauro Vegni, director del Giro, insistió hace unos días, que habían elegido la ‘Grande Partenza’, como así le llaman, por su interés y valor histórico al tiempo que se esforzaba en despolitizar la prueba en la que tiene que tomar parte la gran estrella del ciclismo actual, el británico Chris Froome, ganador de cuatros ediciones del Tour.  A cinco meses del inicio, la postura oficial de RCS es que tan solo se contempla Jerusalén como punto de partida, pero no esconden una gran preocupación. 

El Consulado General de España en Jerusalén ha advertido que desde este momento “existe la posibilidad de que surjan graves incidentes en distintos puntos de la Ciudad Vieja de Jerusalén, en especial en los alrededores de la Puerta de Damasco y la Explanada de las Mezquitas” y subrraya la necesidad de tomar máximas precauciones ante las previsibles protestas masivas.