¿Por qué Colombia vuelve a reinar en el ciclismo?

Álvaro Hodeg (derecha) es uno de los colombianos más prometedores

Álvaro Hodeg (derecha) es uno de los colombianos más prometedores / EFE

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Tres de los cuatro primeros de la Volta a Catalunya disputada la semana pasada compartían bandera: la de Colombia, el país que se ha convertido por méritos propios en la nueva tierra prometida del ciclismo. Lo que durante los años noventa era prácticamente imposible, ver a un colombiano en el podio de las grandes es ahora casi una costumbre: en los tres últimos años, solo el Tour de 2018 y la Vuelta de 2017 han acabado sin ciclistas colombianos en el podio. 

Los tiempos de Lucho Herrera (ganador de la Vuelta de 1987) y Fabio Parra (tercero en el Tour de 1988), escaladores puros, ‘escarabajos’ que se diluían en el llano, han dado paso a la era de Miguel Ángel López, Esteban Chaves, Egan Bernal, Fernando Gaviria, los primos Henao (Sebastián y Sergio), Álvaro Hodeg, Iván Sosa o Rodrigo Contreras son solo algunos de los nombres que ilustran el ‘boom’ del ciclismo colombiano más allá de la reconocida figura de Nairo Quintana y Rigoberto Urán, precursores de una generación dorada: son corredores de perfiles muy diversos, capaces de pelear por la victoria en una gran vuelta, pero también de rodar bien en el llano e incluso de ganar sprints, como Gaviria. 

¿Pero por qué Colombia vuelve con tanta fuerza sobre ruedas? La cultura ciclista del país sigue siendo muy potente, y las peculiaridades geográficas (el departamento de Cundinamarca, que rodea Bogotá, tiene una altitud media de 3.300 metros y el de Boyacá, cuna de Nairo Quintana, de 2.427 metros) ayudan a forjar ciclistas, pero la cultura y la geografía ya estaban ahí a comienzos de siglo, cuando apenas salían ciclistas de primer nivel de Colombia.

la opinión de 'perico'

Hay que mirar, por lo tanto, al ciclismo en pista. “En Colombia se cuida mucho la pista; los corredores de pista son muy reconocidos”, reflexiona Pedro Delgado, ganador del Tour de 1988. Existe otro factor importante, también apuntado por ‘Perico’: “en Colombia se crean equipos específicos para una carrera, y eso facilita mucho la movilidad de los corredores. En otras ocasiones, los ciclistas se incorporan a un equipo solo para una carrera: es un sistema mucho más flexible que en España”. 

correr sin desarraigo

Carlos Verona, corredor de Movistar, conoce bien el nuevo ciclismo colombiano. “De la cantidad sale la calidad”, apunta, “allí hay tanta afición y tanta pasión que los niños quieren ser ciclistas, más que futbolistas. Y ese talento acaba saliendo”.

Verona también recuerda sus ventajas fisiológicas en un deporte tan aeróbico (“la mayoría h an crecido a 2.500 metros ”) y subraya otro detalle. “Para los colombianos es más fácil adaptarse a las carreras en Europa que para los estadounidenses o los australianos porque en realidad, ellos no dejan nunca su país: evitan el desarraigo y eso para ellos es muy importante”, apunta el madrileño.