Froome conquista su segundo Tour de Francia

El británico, apoyado en las flechas negras, ha coronado en París un triunfo anunciado desde Pirineos y al que soloNairo Quintana se atrevió a contestar. La victoria de Froome, sobre el corredor colombiano y Alejandro Valverde, que por primera vez termina en el podio, ha estado marcada también por una agresiva animadversión de numerosos aficionados.  

El podio del Tour, con Froome junto a Nairo y Valverde

El podio del Tour, con Froome junto a Nairo y Valverde / AFP

Agustí Bernaus

A los 30 años, el británico Chris Froome ha conquistado su segundo Tour de Francia superando por algo más de un minuto a un corredor que desde hace un par de años viene reclamando la corona en la prueba más importante del mundo. El colombiano Nairo Quintana y su compañero de Movistar, Alejandro Valverde, terminaron en el podio de París. A uno el segundo puesto le supo a poco. Insuficiente tal y como se ha desarrollado la carrera. Al otro, el tercero, le pareció estar en el cielo.

Da lo mismo que la lluvia haya empañado el paseo de los 160 supervivientes que a modo de homenaje cruzaron Ville-d’Avray, donde concluyó el primer Tour, en 1903. O que el sprint final que ganó el alemán André Greipel – cuarta victoria en esta edición -  en la más bella de las avenidas estuviera empañado por el tono gris del día. Ni para los corredores ni para el propio Tour ese color que tiñe París demasiados días al año ha existido durante las tres últimas semanas.  El Tour del 2015 ha sido el mejor, el más emocionante e incierto de los últimos años. Froome, el ciclista de Nairobi, el keniano blanco que pedalea sin armonía, con el cuello torcido dando suaves ‘chepazos’ con la cabeza como si esta se le fuera a salir del sitio, ha confirmado que su victoria del 2013 en un clima de tensión interno agudo por el relevo de Bradley Wiggins, no fue la de un campeón efímero. En todo caso de un campeón feo y peculiar en cuanto a estilo que quiere prodigarse unos cuantos años más.

Su triunfo, sin duda, ha dado aire a Sky. La formación británica que se mueve con el presupuesto más elevado y unos medios imposibles para el resto de los equipos, hacía dos años que no conquistaba ninguna gran prueba por etapas. Su rentabilidad se había reducido al tercer puesto de Froome en la última Vuelta a España, un resultado claramente inferior a los de Tinkoff, Movistar o Astana.

Dave Brailsford, el mánager de Sky,se ha esforzado durante estas tres semanas para intentar dotar a Froome y a su equipo de la máxima credibilidad recurriendo para ello a la transparencia. Prácticamente obligó al esquivo, hermético, y siempre receloso Tim Kerrison, el preparador físico, a abrir la boca ni que fuera por una vez, a dar ciertas explicaciones sobre los datos físicos de Froome que aparecieron en las redes sociales por culpa de un ‘hacker’. Insuficientes, por supuesto, aunque se le agradeció el gesto. Froome, además de partirse la cara con Nairo Quintana en la última semana de carrera, además de eliminar a Contador y Nibali en los Pirineos, ha tenido que cargar con un pesado saco de paciencia. Ha respondido todas las preguntas e insinuaciones sobre dopaje, ha colaborado con la UCI y ha aprobado con una sonrisa la revisión de su bicicleta para descartar el dopaje tecnológico. El hecho diferencial del británico con el resto es que además ha tenido que enfrentarse a humillaciones insoportables, como que le lanzaran orina en la cara, le escupieran o le insultaran. Y así un día tras otro cuando iba al límite de lo humano. Para ganar un Tour, ahora, también se necesita, además de condiciones físicas, un temple y un equilibrio mental que muy pocos deportistas consiguen. De ahí que el triunfo de Froome tenga un valor muy especial.

En el análisis ‘postpartido’ se ve claramente que Alberto Contador comenzó a perder el Tour al ganar el Giro. Nairo Quintana, por contrapartida, lo hizo en la etapa de Zélande, que le costó un minuto y medio al quedarse cortado en una caída. Es de una frivolidad absoluta afirmar que el Tour se decidió allí. Sería algo así como dar más valor a la suerte que a las condiciones físicas y a la regularidad que exigen este tipo de carreras. Sin embargo, si que hay que reconocer que el colombiano fue claramente inferior al británico en la primera etapa de La Pierre Saint Martin. O mejor dicho, en aquellos 15,3 Km. inéditos, Froome ganó el Tour por condiciones: 1’04 a Quintana, 2’51” a Contador, 4’25 a Nibali…

A partir de aquí, desde la décima etapa hasta el final, el ‘keniano blanco’ se ha dedicado a defender su jersei amarillo amparado en un equipo que ha funcionado con brazo de hierro. Solo Quintana y quizá Nibali en la última semana, tuvieron condiciones suficientes para zafarse de los ‘maillots negros’. No hay que olvidar que Richie Porte fue segundo en La Pierre Saint Martin. Con el australiano, Geraint Thomas y Wouter Poels, Sky construyó una poderosa coraza que resistió las embestidas de un Movistar de película en los Alpes. Nairo Quintana lo intentó todo, pero se ha quedado con las ganas. Con las ganas de ganar en Alpe d’Huez como hiciera Lucho Herrera. Con las ganas de ganar el Tour. El segundo puesto – por segunda vez - , el maillot blanco – también por segunda vez – son resultados excelentes para cualquiera, pero no pero no para Nairo Quintana. El mejor escalador del mundo tiene la sensación de que este Tour se le ha escapado de las manos.

Por lo que se refiere a Alberto Contador, este ya ha entonado su ‘mea culpa’ El ciclista español más carismático ha anunciado que para la próxima temporada no habrán más experimentos ni retos. Se concentrará en el Tour y con lo que le sobre irá a los Juegos. Las dos espectaculares victorias de etapa de Quim Rodríguez (Katusha) y la de Rubén Plaza (Lampre) así como el triunfo de Movistar por equipos completan el dibujo de un Tour que pasará a la historia por su belleza.