Bernat Font, de Begues a Colorado gracias a Instagram

Bernat Font ya se entrena a diario en Boulder (EEUU)

Bernat Font ya se entrena a diario en Boulder (EEUU) / B. Font

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Estuvo a punto de tirar la toalla más de una vez, pero siempre se levantó para volver a competir. Las circunstancias parecían invitarle a dar un paso al costado, pero se resistió y hace unos meses que disfruta de la aventura americana, en las filas del 303 Project de Colorado, un equipo recién ascendido a continental y con grandes perspectivas de futuro. La historia de Bernat Font, ciclista de 24 años de Begues (Barcelona), es la de la persistencia sobre dos ruedas, contra todo y contra todos.

En su sueño de convertirse en profesional, Font ha tenido que superar numerosos obstáculos: empezó, como casi todos, con el fútbol, pero pronto comprobó que lo suyo era la bici. “Lo de tocar el balón no se me daba bien. Y cuando iba a ver a mi hermana competir, me animé a probar y se me dio bien”, recuerda. Entró en la Unió Ciclista Vilanova, donde coincidió con Marc Soler, pero también con otros ciclistas (Isaac Carbonell, Dani Ginés, Xavi Pastallé) a las órdenes de Paco Gálvez.

vilanova y onda, primeros pasos

Font despuntó y llamó la atención del Castillo de Onda, el mejor equipo amateur por entonces, donde coincidió con José Cabedo. “Me enseñó lo que era el ciclismo, cómo se trabajaba para un líder, por ejemplo”, explica Font. Allí coincidió con otros dos ciclistas de futuro, Enric Mas y Cristian Torres.

De la mano de Cabedo, Font fichó por el Naturgas Energía, filial del Euskaltel y del equipo continental, el Orbea, donde corría Víctor Cabedo, hemano de José. Para Font, firmar entrar en el corazón del ciclismo vasco era cumplir un sueño.

Cuando era pequeño, mi padre iba a menudo al País Vasco por trabajo y un día me trajo una equipación del Euskaltel. Me hizo una ilusión enorme porque yo era un aficionado acérrimo del equipo, mi ídolo era Iban Mayo. Así que para mí, firmar por el Naturgas era como entrar en La Masia del Barça”. 

Pero el sueño no tuvo final feliz.Euskaltel desapareció, llevándose por delante a sus equipos filiales, y Víctor, buen amigo y padrino deportivo de Bernat, falleció en septiembre de 2012 atropellado mientras entrenaba.

volver a empezar

A Font, que se había instalado en Santurce, le tocó empezar de cero, volver a buscarse la vida en un mundo donde no abundan las oportunidades. Recibió la llamada del Blagnac francés y no lo dudó. Allí se dio cuenta de que además de trabajar para otros, el ciclismo a veces exige un poco de egoísmo. “Los equipos y las marcas miran los resultados, la clasificación, no el desarrollo de la carrera. En el Blagnac me doy cuenta de que además de trabajar, puedo asomar la cabeza”, reflexiona. 

2014 y 2015 fueron dos buenas temporadas: en 2016 surge la oportunidad de volver al País Vasco para competir en el Seguros Bilbao con José Cabedo como director deportivo. “Pero me costó adaptarme y en junio, nos comunican que el equipo no sigue. ¡Parecía que estaba gafado con los equipos vascos, allí donde iba, desaparecía el equipo!”. Acabó la temporada en el Infisport de Gorka Beloki, en un momento de muchas dudas.

“Pensé en dejarlo y seguir con los estudios de Periodismo”, explica Font, “pensaba que en mi vida había más cosas aparte del ciclismo y no me veía capaz de seguir peleando por una oportunidad”. Y eso que recibía cada semana la llamada de Antonio Llopis, director del Gsport de Valencia. Al final, le dijo que sí. “Me dio la confianza que necesitaba, y la llamada de la selección española fue un subidón. Obtuve buenos resultados, como un segundo puesto en la clásica de Beasain”. 

un fichaje forjado en instagram

Pero cumplidos ya los 23 años, tocaba dar el salto al profesionalismo o dejar el ciclismo. En plenas vacaciones de invierno, la oportunidad llegó a través de Instagram. “Estaba de vacaciones con mi padre en Estados Unidos y vi que me seguía un equipo, el 303 Project. Le eché morro, contesté, empezamos a hablar, me invitaron a conocer el proyecto y aquí estoy”, confiesa.

‘Aquí’ es Boulder, en el estado de Colorado, meca del ciclismo y del triatlón en Estados Unidos, donde acaba de iniciar su aventura americana en el 303 Project, un equipo de autor. Del sudafricano Nicholas Greeff, fundador y propietario de un equipo diferente, que busca enraizarse en la sociedad y que no tiene un patrocinador principal: 303 es el prefijo de Boulder. 

“Montó el equipo hace dos años”, explica Font, “con la idea de dar una oportunidad a ciclistas jóvenes y de integrar el ciclismo en la comunidad. Da importancia a los resultados, pero sobre todo a los valores”. De hecho, Font sigue instalado en casa de Greeff, que trabaja cada día para obtener nuevos recursos para el equipo. Y de vez en cuando, entrena con los miembros del equipo. “Muchos corredores tienen su propia ‘startup’ o son titulados en INEF, así se ganan la vida por las dos partes”. 

el lugar ideal para rodar

 A 1.700 metros de altura, Boulder es el lugar perfecto para explotar esta nueva oportunidad. “Es un sitio idóneo, si vas hacia el este, dirección Denver, tienes todo llano, pero si subes a las Rocky Mountains tienes más montaña, hasta casi los 3.000 metros”. 

Font quiere que su viaje a Estados Unidos sea de ida y vuelta (“mi intención es ganarme el viaje de vuelta a un equipo profesional ya sea en un año, dos o tres”) pero de momento, se centra en el calendario de Estados Unidos, Canadá y México. Su primer gran reto americano será el Tour de Gila, en Nuevo México, una carrera de cinco etapas que arranca el 18 de abril. 

entre estados unidos y europa

En pleno salto al profesionalismo (Font no gana dinero, pero tiene los gastos cubiertos), no tiene dudas de que su decisión de lanzarse a la aventura americana ha sido la correcta. “Es un inversión, soy joven y hay que aprovechar las oportunidades”, explica. 

Font, hijo de Carme Mas, ex presidenta de la Federació Catalana de Ciclismo, está plenamente integrado en el día a día del 303 Project, hasta el punto de que gestionó junto al triatleta Xavi Llobet (olímpico en Atenas) la llegada de Orbea como proveedor de bicicletas al equipo de Colorado. La negociación no cuajó, pero hay otros frentes abiertos, muchos puentes por tender entre el ciclismo estadounidense y el europeo.