Alaphilippe, Roglic y Valverde, el trío de Huy

El campeón del mundo se impone por tercera vez en la Flecha Valona

Valverde ocupa la tercera plaza y el domingo cumple 41 años en la Lieja- Bastoña-Lieja

Alaphilippe celebra su triunfo

Alaphilippe celebra su triunfo / EFE

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Huy es un muro belga en cuya subida hay capilllas de la Virgen y otros santos. Es algo así como una empinada carretera, de poco más de un kilómetro, que sirve a los ciclistas para hacer penitencia, para no atacar demasiado pronto (como le ocurrió a Primoz Roglic) o para no quedarse más rezagado de la cuenta (como le sucedió a Alejandro Valverde). Pero, sobre todo, para no precipitarse y actuar en el momento justo, como hizo Julian Alaphilippe para apuntarse la victoria, la tercera Flecha Valona en el palmarés.

Aspiraba Valverde a un sexto triunfo, plusmarquista absoluto de una carrera que, entre otros, han ganado Fausto Coppi, Eddy Merckx y Bernard Hinault y de lo poco que conserva Lance Armstrong (vencedor en 1996) en un palmarés borrado por el dopaje. Quería Valverde la victoria, pero su tercer puesto sonó a gloria, porque a punto de cumplir los 41 años (el domingo, en plena disputa de la Lieja-Bastoña-Lieja) nada, absolutamente nada, se le puede exigir a un ciclista que es un mito en activo y el que ahora está meditando si cuelga definitivamente la bici este año o continúa dando guerra en 2022.

De hecho, las últimas posiciones alcanzadas sirven como prueba para permanecer un año más en el pelotón: cuarto en la Volta, séptimo en la Itzulia, quinto en la Amstel Gold Race y tercero en la Flecha Valona. Por lo menos, disfrutando de este deporte, sin motivos para sentirse viejo, es razonablemente lógico que Valverde no tenga prisa para instalarse en un coche del Movistar a animar a un equipo que le cuesta coleccionar triunfos si él no los consigue.

La Flecha es una carrera que se resume a lo que sucede en la ascensión a Huy. Puede haber una fuga, como sucedió ayer, como siempre. Sabe el pelotón que capturará a los aventureros. Y los escapados van acercándose a la meta conscientes que antes de llegar a Huy los capturarán sin que nadie los indulte.

Y fue allí donde actuó el trío que peleó por la victoria. A Roglic, que se estrenaba, que desconocía la dureza de Huy, se le secó la boca antes de tiempo y atacó el primero. Tremendo error porque Alaphilippe sabía que la paciencia era una virtud si quería volver a lograr la victoria. Valverde, quizá, conocía la dificultad añadida de pelear contra dos corredores más jóvenes, pero la entrada al muro le pilló rezagado y tuvo que hacer un esfuerzo extra y hasta subirse a la acera para ocupar un honorífico puesto en el podio.