El Sevilla ajusta cuentas con el Spartak

Josep Coves

Josep Coves

El Sevilla mantiene vivas las esperanzas de clasificación para los octavos de final de la Champions League tras derrotar este miércoles al Spartak de Moscú por 2-1. El equipo andaluz, obligado a sumar los tres puntos para no verse virtualmente fuera de la próxima ronda, solventó con éxito la visita del equipo que hace un par de semanas le endosó un sonrojante 5-1 con una de sus mejores actuaciones de la temporada.

El grupo de Eduardo Berizzo, más equipo que nunca, hizo valer la fuerza del Pizjuán para conseguir una victoria clave que le permitirá afrontar la visita del Liverpool y el desplazamiento a Maribor, en la última jornada, dependiendo de sí mismo para clasificarse.

Empujado por sus aficionados y haciendo valer la condición de fortín de su estadio, donde hace casi un año que no pierde, el Sevilla apretó al equipo moscovita desde el principio.

Con una presión alta, destacando el derroche físico de N’Zonzi, Banega y Pizarro, los andaluces encerraron al Spartak en su campo con una posesión del 62 por ciento hasta el descanso para acercarse con insistencia hasta los dominios de Selikhov. A los de Berizzo solo les faltó superar la línea defensiva rusa para verse pronto con ventaja en el marcador.

No lo consiguieron hasta la media hora de partido cuando Lenglet cabeceó impecablemente a la red un saque de esquina. Justo premio a los méritos hispalenses.

Del Spartak abusón de la ida y que se presentaba en Sevilla con 13 partidos invicto desde que sufriera su última derrota el 19 de agosto apenas se vio nada. Un libre directo de Fernando que Rico desvió a córner fue una de las escasas acciones de peligro protagonizada por los visitantes.

TOQUE, POSESIÓN... Y GOL

El paso por los vestuarios no alteró el guion del partido. El Sevilla siguió siendo el dueño de la situación, asfixiando al Spartak y apostando por el juego de toque y posesión.

Buscando pasillos entre los hombres de contención del Spartak, Nolito estuvo a punto de marcar el segundo gol. Su disparo desde el semicírculo del área salió fuera por muy poco.

No fue así poco después cuando Banega superó a dos defensas y soltó un disparo desde una posición muy parecida que sorprendió a Selikhov para marcar el segundo gol del Sevilla.

Ben Yedder, en pleno éxtasis local, estuvo a punto de ampliar la ventaja con un remate que un defensa moscovita salvó sobre la misma línea de gol. El ojo de halcón confirmó la decisión acertada del árbitro: el balón no había rebasado completamente la línea de cal.

Pero de lo que pudo haber sido el tercer gol sevillista se pasó al 2-1 cuando Zé Luis aprovechó un rechace de Rico en una jugada en la que Glushakov controló el balón con el hombro, para marcar y llevar el partido a otra dimensión porque faltaban 12 minutos para el final y el Sevilla, fundido, no se sentía cómoo sin balón.

Los instantes finales fueron de máxima tensión por la incertidumbre del resultado y las aproximaciones de Promes, autor de dos goles en el partido de Moscú. En estas, Fernando le dio un manotazo a Navas sin que el árbitro lo viera.