De Jong y De Ligt, brújula y ancla del Ajax ante el Tottenham

El Ajax se adelanta en Londres y se acerca a Madrid

El Ajax venció al Tottenham por 0-1 y tratará de sentenciar la eliminatoria en casa / MEDIAPRO

X. Serrano

Quizás Van de Beek cope las portadas por el tanto que deja al Ajax a las puertas de la gran final europea, pero el éxito del cuadro neerlandés se sustenta en las piernas de Frenkie de Jong y Matthijs de Ligt. A estas alturas, su talla futbolística está fuera de cualquier duda. Sin embargo, faltaba contrastar cómo se desenvolverían en un escenario enorme, mayúsculo, como son las semifinales de la Champions League. El resultado rozó el sobresaliente. 

Frenkie, la brújula

Como no podía ser de otro modo, los mejores minutos del Ajax se cimentaron sobre las botas de De Jong. Primer escalafón en cada ofensiva ‘ajacied’, el futuro blaugrana marcaba el ritmo del choque. No le quemaba el esférico. Como Magic Johnson, daba indicaciones mirando al frente mientras iba repartiendo pases, casi siempre al primer toque y de forma certera.

Sufrió más sin balón, cuando tras el descanso el Tottenham transformó la medular en una pista de despegue para sus constantes y fugaces embestidas. Aunque no sea su mayor virtud, Frenkie corrió y achicó espacios, muy exigido físicamente. El ‘21’ no desistió en su intento de reconquistar el balón para encauzar el partido y, por mucho que a ratos prevaleció el arrojo ‘spur’, acabó imponiendo su temple. 

Matthijs, el ancla

Poco exigido ante la inoperancia del mermado ataque ‘spur’. En las contadas ocasiones en las que debió demostrar sus habilidades defensivas, el zaguero respondió. Sólido en el juego aéreo ante un oponente de gran envergadura como Fernando Llorente, providencial desde el suelo en cada balón suelto y rápido para cubrir los arranques de Lucas Moura, siempre acertado a la hora de levantar el pie en el momento preciso para no cometer penalti.

Con el balón en los pies también demostró soltura. De ser posible, jugaba en corto a uno o dos toques, pero tampoco se le caían los anillos por buscar envíos largos si la presión ‘spur’ apremiaba. Controladas sus obligaciones defensivas, De Ligt tampoco dudó en incorporarse al ataque. En cuentagotas, cierto, pues los neerlandeses gozaron de pocos acercamientos a balón parado. 

Demandado tras el descanso, fue una muralla por tierra, mar y aire. Vencedor en cada lance, no condeció ni un lanzamiento en sus dominios. En Amsterdam, él y Frenkie pueden seguir haciendo historia.