Joao Félix lidera el primer triunfo en Europa

Albert Gracia

"Cuidado que corren", voceaba el Cholo cada vez que sus discípulos perdían la posesión. Vaya que si corren. Corren que se las pelan. Y muerden. Y marcan. Y vuelven a morder. El Salzburgo cuajó un partidazo solo ensombrecido por la figura de Joao Félix. El portugués, que necesitaba como el comer una noche así, tiró por los aires toda esperanza austriaca con un doblete repleto de talento. Todo el que tiene. Aviso serio para el Atlético. Es segundo, pero deberá ponerse las pilas en defensa y, sobre todo, necesita controlar los partidos. El rival planteó un encuentro abierto y el equipo rojiblanco entró al trapo. Sin dominio, el duelo pudo caer para cualquier lado. Tocó cara. 

El Salzburgo le propuso un partido de toma y 'Daka'. Nunca mejor dicho, aunque el zambiano, uno de los mejores del cuadro austriaco, se tuvo que ir lesionado antes de que Szoboszlai empatara el duelo. Los de Marsch fueron valientes, salieron a defender hacia adelante (lo mantuvieron durante todo el partido) e incomodaron y de qué manera a los rojiblancos en salida de balón. Pintaban bastos ante el torrente físico del rival, que de la anarquía y el atacar con todo hizo su hoja de ruta. 

Cayó en la trampa el Atlético, que encontró antes las buenas ocasiones que el buen juego el Atlético. Liderados por un Joao Félix sensacional moviéndose por donde le dio la gana, los de Simeone gozaron de una, dos y hasta tres ocasiones más o menos claras para abrir la lata. Mención especial para la chilena de Joao Félix tras la asistencia del impreciso Herrera.

El mexicano se quedó de ancla, pero mostró todas sus costuras. Demasiados balones pasaron por sus pies ante tremenda presión. Un flan en una zona donde no puede serlo. Los errores en salida de balón eran oro para un Salzburgo que apretaba y apretaba, pero que dejaba auténticas lagunas atrás. Un paraíso para Llorente.

Llorente abre la lata

Simeone lo ubicó junto a Herrera pero le dio libertad absoluta para subir y bajar a su antojo. Sufría su equipo en defensa, que requería un medio más posicional y más control, pero ganaba en ataque rompiendo líneas a base de potencia. Y así llegó el primero, con un disparo desde fuera del área que Stankovic se comió. De sus botas llegó la ocasión más clara tras el 1-0, con un mano a mano que se le fue desviado.

También la tuvo Joao Félix, con una pared exquisita con Correa. Suárez había gozado de una volea a la salida de un córner pero prefería mirárselo desde lejos. Hizo más de boya que de 'killer'. Todo positivo en un tercio del campo, todo lo contrario en los otros dos. El Atlético seguía sufriendo en transiciones y en una de ellas llegó la igualada.

Koke erró en el desplazamiento en largo, Herrera fue blando en la disputa, Lodi se resbaló y el balón que quedó en los pies de Szoboszlai. El húngaro tiene un pie de seda. Empate antes del descanso. Acosó el Salzburgo en los instantes finales. El Atlético necesitaba mucho más temple en el centro del campo. Sujetar al rival como fuera. 

El Salzburgo golpea primero

En la reanudación llegó el desastre. Correa cerró demasiado, Ulmer encontró un latifundio en su carril zurdo y la puso para que Berisha pusiera el 1-2 casi antes de que Simeone hubiera vuelto al banquillo. Descosido monumental en defensa, luz en ataque. Suárez se la dejó a Joao Félix, que combinó con Correa y anotó a puerta vacía.

De las botas de estos tres llegarían las mejores ocasiones del Atlético en la segunda mitad. Pura clase, pero poca puntería. Mantuvo el Salzburgo su hoja de ruta, presionando como lobos y forzando los errores atrás del cuadro rojiblanco. Savic, desesperado, pegó un grito a los suyos. No se puede ir flojo en defensa.

El Atlético no tenía ni mucho menos el partido amarrado. De hecho, jugaban a lo que proponía el Salzburgo: un ida y vuelta y a ver qué pasa. Simeone quiso corregir, dio entrada a Lemar, Hermoso y Torreir. Y el Atlético logró llevarse el duelo. Lemar la puso y Joao Félix finiquitó. Son segundos de grupo.