El Inter resucita... y el Real Madrid también

El Inter vence y le hace un regalo al Real Madrid

El Inter vence y le hace un regalo al Real Madrid / MOVISTAR

Arnau Montserrat

Cuando Solomon anotó el 2-0 en Kiev parecía que el mundo en Madrid se hacía pedazos. Que la clasificación para octavos se ponía más que complicada. Un par de horas después, Zidane y el Real Madrid tendrán otra bala en la recámara. De hecho, dependen de sí mismos incluso para ser primeros de grupo. Una locura patrocinada por un Inter que le echó un cable. Sobre todo Lukaku. El triunfo resucita a los dos y los 'neroazzurri' salvaron el primer 'match ball' europeo. 

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Champions League

2
3
Alineaciones
Borussia Monchengladbach
Sommer; Lainer, Jantschke (Zakaria 46'), Ginter, Wendt (Wolf 78'); Lázaro, Kramer, Neuhaus; Stindl (Embolo 70'), Pléa, Thuram.
Inter
Handanovic; Skriniar, De Vrij, Bastoni; Darmian (Achraf 60'), Barella, Brozovic, Gagliardini, Young (Perisic 87'); Lukaku, Lautaro (Alexis 71').

Los primera media hora del Inter en el Borussia Park fue para enmarcar. Jugaron como lo ángeles, ejercieron una presión asfixiante a un 'Gladbach superado en todo. Lautaro tuvo hasta tres tiros en un minuto para abrir la lata pero si no era el defensa era la mala puntería. Pero aquí la pieza fundamental se llama Romelu Lukaku. Los de Conte juegan a lo que quiere el belga.

Había gente en Manchester que le llamaba 'tronkaku'. Pues es una delicia de 'tronco'. Baja a recibir, reparte, potencia física. De uno de sus toques sutiles nació el primer tanto del partido. Un pase prolongado por Gagliardini y finalizado por Darmián que emuló el tiro de Belletti en la final de París 2006. Por debajo de las piernas de Sommer.

El suizo, que no estuvo acertado en la acción, salvó el segundo con un paradón a otro tiro de un Lautaro que se empezaba a desesperar. Como Zanetti en la grada al que se le vio besando a una virgen, talismán, piedra... cualquier cosa divina a la que agarrarse.

Pero pese a ser tan superiores, el Inter no aprovechó el momento para sentenciar el partido y ya sabemos lo que dice el dicho. Quien perdona... Sí, lo acaba pagando. El Borussia se quitó el letargo de encima y empezó a llegar. De menos a más. De aviso a ocasión. Y de ocasión al gol del empate.

Un movimiento de Thuram dentró del área dejó en evidencia a los tres centrales 'neroazzurri' que picaron en un error de alevines y dejaron a Plea, que llegó desde la segunda línea, para rematar de cabeza picado y para dentro. El cabreo de Conte dentro del vestuario, no apto para menores.

El Borussia siguió con la buena tónica al inicio de la segunda mitad con buenas acciones de Thuram que perdonó un remate de cabeza similar al que había anotado Pléa. Lautaro dio el susto con un pisotón en su tobillo que casi lo deja fuera del partido pero no le dicen 'toro' porque sí. El argentino se recuperó y mandó un primer aviso con un remate al palo tras otra dejada de Lukaku. Jugada marca de la casa del Inter.

No era el día de cara al gol de Lautaro así que Lukaku dejó de regalar asistencias para ponerse el mono de goleador. El belga tiró de potencia para cruzarle un balón imposible a Sommer a falta de 25 minutos para el final. Los 'neroazzurri' revivían... el Real Madrid también.

El belga estaba decidido a rematar la faena él mismo y se apuntó el doblete que parecía finiquitar el choque. Nada más lejos de la realidad, los potros se revelaron y Plea le quería mantener el pulso a Romelu. Un error defensivo de los 'neroazzurri' dejó al francés con el mano a mano ante Handanovic que no pudo llegar al balón cruzado. Picante a un partido más que apretado.

Pero si el partido había sido de infarto, el final volvió loco a más de uno. Primero Young falló un gol cantado a puerta vacía. Una acción que de bien seguró le pesó como una losa durante los segundos que el VAR tardó en anular el gol de Plea, el del empate que les dejaba fuera. Suerte tuvo de Embolo que estaba en fuera de juego posicional.

Resistió el Inter. Al más puro estilo Conte. Con garra. El Borussia tiene una difícil papeleta en Madrid y el Inter, aunque no depende de sí mismo, mantiene la esperanza para pasar a octavos hasta el último suspiro. La Champions es un regalo.