Beckenbauer apuesta por Hansi Flick "para cien años"

De aquí a cien años, todos calvos. Es un dicho incontestable. Pero si en Múnich llegan a ese momento con Hans-Dieter Flick al mando, estarán calvos y felices.

Así lo quiso mostrar la leyenda viva de la entidad bávara -y del fútbol mundial, sin duda-, Franz Beckenbauer. El presidente honorífico del Bayern de Múnich declaró a sus 74 años a ‘SportBild’ que “sin dudarlo, se le podría dar un contrato de diez años. Aunque también le puedes dar un contrato de cien años”.

El triplete conseguido por los ‘Mia San Mia’ esta temporada lleva la marca de fábrica del entrenador del Heidelberg, un trabajador del fútbol alejado de los focos y que ha sabido resucitar al león bávaro, convertido por Niko Kovac en un inocente minino que vagaba por la zona de nadie de la Bundesliga tras unos meses de tropiezos y de fútbol deshilachado.

Los responsables del Bayern quieren ahora mantener todo el tiempo posible en su puesto a un entrenador que llegó en silencio al banquillo del Allianz Arena, un interino con fecha de caducidad pero que fue capaz de dar la vuelta a la situación de los bávaros como un calcetín. Y sin estragos ni alharacas. Un entrenador.

Y cuando un club tan poderoso como el Bayern se da cuenta del acierto, Liga, Copa y Champions en el zurrón con cifras de récord, la receta de la poción mágica no debe tocarse. Por ahora, Beckenbauer está tranquilo respecto al futuro de Hansi Flick en el banquillo. 

“Claro, está el Barcelona, el Real Madrid y algunos otros clubes. Pero creo que Hansi se quedará en el Bayern por unos años más. Alguna vez dirá: ‘He estado aquí el tiempo suficiente, déjenme ir’”, señaló el presidente honorario del conjunto muniqués, quien llegó a ser campeón de la Copa de Europa y del Mundial como jugador, alzando también la Copa del Mundo como entrenador cuando dirigió a Alemania Federal en el torneo de Italia’90. Su palabra es ley en el cuadro germano.

Así, Beckenbauer hizo hincapié en que el talante amistoso y comprometido de Hansi Flick le volvió a dar vida al equipo. “Para lograr que este grupo sea una unidad tienes que ser verdaderamente un mago”, opinó el mandatario.

Y es que el mago de Heidelberg se puso manos a la obra, unió a un vestuario que era un polvorín con Kovac y los resultados ahí quedan. En diez meses, 34 victorias y sólo dos derrotas, 108 goles a favor y apenas 26 en contra, y tres títulos. El Bayern tiene un nuevo ídolo, esta vez en el banquillo, y lanzado al estrellato cuando nadie lo esperaba.