El Atlético profana Anfield

Un heroico Atlético conquista Anfield

Un heroico Atlético conquista Anfield / MEDIAPRO

Jonathan Moreno

Fiel a su estilo. Al sufrimiento. A pelear cada segundo de partido. El Atlético aplastó contra la lona al campeón de la Champions. Cuando peor pintaba. Cuando cualquier otro equipo se hubiera hundido, ahí afloró el ‘cholismo’ encarnado en Marcos Llorente. Los rojiblancos estarán en cuartos de final y recordaron a la afición del Liverpool que se siente al perder en casa. Los ‘reds’ no caían en el calor del hogar desde el 23 de abril de 2017 ante el Crystal Palace. 

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Champions League

2
3
Alineaciones
Liverpool
Adrián; Robertson, Gomez, Van Dijk, Alexander-Arnold; Oxlade-Chamberlain (Milner, 82'), Henderson (Fabinho, 106'), Wijnaldum (Origi, 106'); Salah, Mané y Firmino (Minamino, 112').
Atlético de Madrid
Oblak; Trippier, Savic, Felipe, Lodi; Correa (Giménez, 106'), Thomas, Saúl, Koke; Joao Félix (Morata, 102') y Diego Costa (Llorente, 56') .

Cortó el hipo a un abarrotado Anfield Diego Costa, la apuesta Simeone ante las molestias de Álvaro Morata. El hispanobrasileño recogió un pase filtrado de Joao Félix, pero no embocó. El balón se le quedó ligeramente atrás en el control y perdió el factor sorpresa. Disparo a la izquierda de Adrián, que cubrió bien su palo. Rugía el ‘templo’. Ambiente de fútbol británico, lluvia incluida. 

No amedrentó la atmósfera a los del Cholo. Descarados y, por momentos, combinativos frente a la presión alta urdida por Jürgen Klopp. Felipe volvió a amenazar. Esta vez en un córner botado por Koke. El central atacó el primer palo y el esférico no encontró portería con ‘The Kop’ santiguándose.

Con dos sustos en el cuerpo, los ‘scousers’ dieron un paso hacia adelante ante un Atleti que no perdía la compostura. El partido mil veces visto. El rigor defensivo de los rojiblancos cortocircuitaba las ideas del Liverpool. El bombardeo fue ‘in crescendo’ hasta convertirse en incesante. Un arma prioritaria para Klopp, más si cuentas con el guante de Alexander-Arnold en tu equipo. Apareció entonces el de siempre: Jan Oblak. El esloveno blocó en dos tiempos un tímido lanzamiento de Sadio Mané y se agigantó para frustrar a Firmino.   

Empezaba el rock and roll. Al más puro ‘Helter Skelter’ de los Beatles. Guitarras rasgadas con aires ‘punk’. Anfield se puso en pie, frenético, a ritmo de Ringo Starr. Jugada coral, Oxlade-Chamberlain la colgó al área y Wijnaldum picó al suelo para derribar al muro balcánico. El neerlandés es talismán cuando de remontadas se trata. 

Acoso y derribo

Al margen de un tímido disparo de Joao Félix, imberbe aún para un duelo de semejante envergadura, y un lanzamiento de Saúl Ñíguez desde su casa, el bagaje del equipo colchonero fue escaso. Más aún cuando a Simeone le entró la vena más ‘amarrategui’ y retiró a Diego Costa para introducir a Marcos Llorente. Metió veinte marchas más el conjunto del noroeste inglés, poniendo cerco constante al arco custodiado por Oblak. Un monólogo futbolístico que sonrojaría al mismísimo Ricky Gervais. Oxlade-Chamberlain, Alexander-Arnold y Mané la tuvieron en sus botas.

La más manifiesta, no obstante, llegó en un remate al travesaño de Robertson. Salah sonrojó a Felipe y picó para que el escocés se topara con la madera.

Con el tiempo cumplido, Saúl, el de los goles milagro, estuvo cerca de obrar su enésima maravilla. El cabezazo del ilicitano a las mallas en una falta lateral ejecutada por Lodi fue anulado al partir en posición antirreglamentaria.

Prórroga trepidante

Pulsaciones por las nubes, el Liverpool sacó tajada al arreón inicial. Cabagalda de Wijnaldum y Firmino que, tras recoger el rechace del palo, la mandó a las redes. El estruendo resonó hasta en el Albert Dock. Olía a muerto el cuadro de Canillejas. Pero este equipo nunca deja de creer. Adrián entregó una cesión a Joao Félix y el luso habilitó para que Marcos Llorente, de derechazo cruzado, superara al portero sevillano.

El héroe inesperado, el excanterano blanco se ganó el corazón de los atléticos. Escribió su página de oro de un club centenario. Paró el tiempo tras un pase de Morata y, entre un mar de piernas y salvando la entrada de Milner, la coló entre el guante de Adrián y el palo. Delirio rojiblanco. 

La estocada definitiva la firmó el propio Morata. Pase en largo y el delantero madrileño que no perdonó. Genuflexionado y pidiendo perdón. Estás perdonado, Alvarito.