La 'dolce vita' de Adrien Rabiot

Última titularidad de Rabiot ante el SPAL

Última titularidad de Rabiot ante el SPAL / AFP

Jonathan Moreno

Afirman los expertos en fisiología y biomecánica que  el cuerpo humano es la más perfecta de las máquinas. Millones de años de evolución nos han cincelado genéticamenta hasta alcanzar las características mentales y físicas que hoy nos contemplan. Pero hasta el más moderno de los aviones, el más nuevo de los coches necesita un periodo de rodaje e, incluso, una puesta a punto de vez en cuando. Más todavía si ha estado aparcado en el hangar o en el garaje durante más de un año. 

Algo similar le está sucediendo a Adrien Rabiot. Su negativa a renovar contrato con el Paris Saint-Germain le condenó al ostracismo. Al-Khelaïfi y su subordinado Thomas Tuchel no le perdonaron los escarceos y flirteos con clubes de media Europa. El francés llegó a tener más pretendientes que los herederos de la Casa Grimaldi. El jeque no transigió y le forzó a chupar banquillo durante la inmesa mayoría del curso pasado. 

Testimonial

Y de aquellos polvos vienen estos lodos. Ese año sin competir con el PSG continúa pasando factura a uno de los centrocampistas más prometedores de Europa. Tampoco ayudó en demasía su apego a la farándula parisina. Rabiot se convirtió en un asiduo del ocio nocturno. Sonada y expedientada fue su salida tras la eliminación en Champions a manos del Manchester United. Optó por dejarse llevar y no cuidar su cuerpo, su maquinaria de trabajo.

Ahora, a sus 24 años, el galo afronta ahora un reset deportivo y vital. Su llegada a Turín despertó todas las expectativas del mundo. Su casting le llevó a comprometerse con la ‘Vecchia Signora’ a coste cero, prima de fichaje para mamá Veronique al margen. 

Pero la apuesta por el gigante italiano no está siendo todo ganancias. Al de Saint-Maurice le está costando encontrar un hueco en el once de Maurizio Sarri. Dos titularidades apenas a sus espaldas. Ante el Brescia, único partido que ha completado con la ‘bianconera’, y el SPAL, donde disputó 77 minutos. Amén de media hora en el estreno liguero en el Ennio Tardini de Parma. A Rabiot no se le vio la cabellera sobre el campo contra el Hellas ni Fiorentina, tampoco en los dos importantes duelos hasta el momento en Serie A frente al Nápoles e Inter.

En la Champions, los derroteros son muy similares. Inédito en el debut en el Wanda Metropolitano y testimonial en el 3-0 ante el Bayer Leverkusen. Sumándolo todo, 206 minutos de protagonismo. Escaso protagonismo.