La Atalanta, reducida a escombros ante un Nápoles torrencial

Rino y Osimhen celebran el 4-0 contra la Atalanta

Rino y Osimhen celebran el 4-0 contra la Atalanta / AFP

X. Serrano

Un primer tiempo brillante permitió al Nápoles barrer a la Atalanta, que llegaba a la cita como líder tras ganar los tres partidos disputados y marcar 13 goles. Hacía mucho tiempo que la 'Dea' no mordía así el polvo. Porque no es solo el 4-0 que reinaba en el marcador al descanso (4-1 al final). Es que el equipo de Gattuso neutralizó su poderío ofensivo y la destrozó en en el área. Una exhibición sin paliativos ante un oponente que no caía en Serie A desde el 20 de enero.  

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Serie A

4
1
Alineaciones
Nápoles
Ospina; Di Lorenzo, Manolas, Koulibaly, Hysaj; Fabián Ruiz (Demme, 83'), Bakayoko (Malcuit, 75'); Politano (Ghoulam, 60'), Mertens (Lobotka, 75'), Lozano; Osimhen (Petagna, 83').
Atalanta
Sportiello; Toloi, Romero, Palomino (Djimsiti, 46'); Depaoli, De Roon, Pasalic, Gosens (Muriel, 81'); Ilicic (Malinovsky, 63'), Zapata (Mojica, 46') y Gómez (Lammers, 55').

El cuadro campano reaccionó como un gigante herido tras la polémica derrota administrativa frente a la <strong>Juventus</strong>. Nadie ha sido capaz todavía de ganar sobre el verde a este pujante Nápoles. No fue ni mucho menos el regreso soñado por Josip Ilicic. El esloveno jugó su primer partido desde el 11 de julio, una larga ausencia debida a problemas personales, pero apenas entró en juego. Tampoco fue culpa suya. 

Porque el Nápoles borró a la 'Dea' en un primer tiempo espléndido, intachable. Gattuso dio continuidad al 4-2-3-1 y los 'partenopei' anularon a su rival en la base. El cuadro bergamasco era incapaz de construir juego, muy impreciso ante la intensa presión sureña. El cuadro 'azzurro' ganaba cada duelo individual y se lanzaba en velocidad hacia el arco rival, pura verticalidad. 

Politano Lozano eran dos puñales por las bandas, mientras que la mobilidad de Mertens Osimhen en la zona central sacaba de quicio a un trío de centrales que jamás dio señales de poder contener el alud que se anunciaba. Porque el primer aviso lo dio el Chucky en una volea que se fue cerca del poste, antes de que Osimhen probara a Sportiello en dos tiros blandos. La fórmula funcionaba, solo faltaba precisión. 

El Nápoles ajustó la mirilla antes de la media hora. Politano puso un centro desde la derecha que Lozano solo tuvo que empujar a gol. El mexicano amplió distancias cuatro minutos después con un derechazo al ángulo tras un pase vertical de Mertens. Quedó en evidencia Romero, sobreexcitado y a menudo fuera de posición. También le sacaron los colores al carrilero Depaoli, siempre superado por un Politano que marcó el 3-0 con un derechazo desde la frontal ajustado al palo. 

Desconocida, la Atalanta era incapaz de reaccionar. Solo el Papu Gómez parecía resistirse al neufragio. El argentino debía bajar a recibir casi en campo propio para oxigenar a su equipo. Sin aliados, casi recortó distancias en un tiro lejano que rozó el palo. Pero del 3-1 se pasó al 4-0. Osimhen bajó un melón en la frontal con el pecho y sorprendió a Sportiello con un derechazo cruzado y raso. 

El segundo acto se antojaba como un trámite. Más cuando Gasperini retiró del verde a Ilicic y el Papu. El Nápoles salió a proger su ventaja, lo que dio alas a una Atalanta con piernas frescas. Lammers puso algo de picante al encuentro al marcar el 4-1 a la contra y, de hecho, el 4-2 se le escapó por un alfiler. Pero el cuadro partenopeo, que pudo marcar el quinto en un tiros de Mertens Lozano que salvó Sportiello, supo defenderse con solvencia. El tiempo sigue dándole la razón a Gattuso