Historia SPORT

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Cremonese y un ascenso inesperado

El Cremonese logró ascender a la Serie A tras 26 años luchando en el barro

Fabio Pecchia, la cesión de jóvenes valores del fútbol italiano y una estructura deportiva fuerte, algunas de las claves

El Cremonese, en su fiesta de celebración por el ascenso

El Cremonese, en su fiesta de celebración por el ascenso / US Cremonese

Albert Gracia

Albert Gracia

Cremona no está demasiado acostumbrada al jaleo. La radiografía a la perfección el 'Corriere dello Sport' en una crónica de autor: "Siempre ha sido una ciudad un poco monótona para los niños. La amas porque naciste allí y por lo tanto no puedes odiarla, pero para los adolescentes nunca hubo nada que hacer". Instalada en el sur de la Lombardía, Milán y Bérgamo se han llevado el ruido mediático por antonomasia. También en cuanto a fútbol se refiere. Pero algo ha cambiado desde este pasado 6 de mayo.

"Todo el mundo quería estar allí y por una noche se convirtió en la ciudad menos monótona de Lombardía", narraba el diario italiano. El Cremonese, el club del municipio, confirmaba entonces que era equipo de Serie A 26 años después. La aburrida Cremona, claro, explotó de júbilo. Una fiesta de aficionados, de directivos, de club... Pero, sobre todo, de los jugadores.

"Fue increíble. Nadie esperaba nada parecido, toda la ciudad salió a la calle a celebrarlo. Era algo tan inesperado...", asegura Jaime Báez, futbolista del Cremonese, a SPORT. Aún sigue "de resaca", acabando de celebrar lo que para Cremona y para el club sigue siendo un milagro. Incluso casi dos semanas después de la machada. Siguen sin creérselo. Y es que en enero de 2021, el Cremonese deambulaba por la Serie B con firmes opciones de caer en el pozo. Fue entonces cuando Báez aterrizó en la Lombardía.

Un proyecto ambicioso

Le vendieron un proyecto ambicioso cuando el club paseaba por el alambre, pero siempre creyó en la seriedad de los de arriba. "El proyecto era crecer, en una institución muy seria. Un club que apuntaba a crecer más y más. Eso te motivaba. La pasada campaña, pese a estar cerca del abismo, logramos remontar y estuvimos cerca de los playoff. En esta temporada se nos pedía mejorar lo anterior. Nada más. El club no quería meternos más presión", insiste el uruguayo.

Pero lo que de puertas hacia fuera era un mensaje un tanto conservador, hacia dentro el escenario era bien distinto. El equipo sabía que tenía potencial para estar allí arriba, con jugadores muy jóvenes cedidos de los grandes equipos italianos que llegaban a Cremona para seguir creciendo y con un técnico como Fabio Pecchia (el que fuera segundo de Rafa Benítez) que sabía bien lo que hacía.

Un estilo de juego marcado

"Siempre hemos querido atacar y ser protagonistas con el balón. Pero también hemos sido conscientes de la dificultad que tiene la categoría. La Serie B es muy física, muy igualada, así que nos hemos sabido adaptar a todas las circunstancias. El técnico tiene mucha culpa de este ascenso", indica Jaime Báez.

Un técnico que sabía dirigir y unos futbolistas que crecieron a su lado. Es el caso de nombres muy jóvenes que, pese a saber que quizás solo vivirían en Cremona una temporada, dieron un paso al frente. Nadie destacando más que el otro. "Éramos solo uno", dice Báez. Gaetano (cedido por el Nápoles), Zanimacchia, Faria y Fagioli, de la Juventus, Carnesecchi y Okoli, de la Atalanta... Todos ellos se han fogueado este año en el Cremonese, en una Serie B que vuelve a premiar el fútbol modesto.

Italia lleva unos años acostumbrándose a esto. A ascensos de equipos con menos nombre como la Spezia o la Salernitana, ahora se une el Cremonese, que espera saber competir, por fin, con los 'grandes'. Le llega el premio al club después de años en el barro, pero también a Jaime Báez. Tras seis años codeándose con el fútbol más modesto en Italia, en una categoría que se hace larguísima por su dificultad para sacar resultados, ahora le toca disfrutar de la Serie A. Cremona es una fiesta.