Piojos, la otra plaga que tienes que tener en cuenta y que esconden las mascarillas

Piojos, la otra plaga que tienes que tener en cuenta y que esconden las mascarillas

Piojos, la otra plaga que tienes que tener en cuenta y que esconden las mascarillas

Si hay un accesorio (o más bien prenda obligatoria) que acompaña en esta segunda ola de la pandemia por covid-19 ese es la mascarilla. Ese imprescindible en nuestro día a día fuera del hogar, para poder protegernos y proteger a los demás de un posible contagio por el coronavirus, también incluye otros inconvenientes. “Los piojos no entienden de covid”, coinciden Alba García y Marieta Vicario, titulares de sendos negocios en Oviedo y Gijón para eliminar a los molestos inquilinos que, ni en pandemia, abandonan el cuero cabelludo.

Pues bien, esa prenda de uso personal, que debemos emplear cada día al poner un pie fuera de casa, está en íntimo contacto con nuestra cabeza al colocarlas por las orejas o por la nuca, por lo que las expertas asturianas en eliminación de los piojos explican que este nuevo uso de las mascarillas puede favorecer los casos de infestación por pediculosis. Estos temidos parásitos –tan habituales en la infancia, aunque cada vez más presentes en adultos y ancianos– pueden descender por las orejas y mantenerse en el tejido que cubre la boca. Los piojos, como parásitos que se alimentan de sangre y que llegan al huésped por un contacto directo entre superficies, ya que no son capaces de volar o saltar, solo pueden reptar por la piel y agarrarse al vello o al cabello. Pero si encuentran el trampolín de la mascarilla, más fácil para ellos hallar un nuevo huésped.

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“Todo el verano hemos estado recogiendo los piojos del confinamiento”, confirma Alba García. ¿Y lo que queda por delante? “El producto de farmacia no hace más que alimentar a las liendres y contaminar al resto de la familia”, advierten las expertas.“Y ahora, en la goma de la mascarilla, los piojos encuentran una nueva zona caliente”, agregan. Los de la cabeza son el tipo más conocido de piojo a causa de su gran incidencia (hasta un 15% del total de los niños los padecen a lo largo de su vida). Estos piojos viven, se alimentan y se desplazan por el cuero cabelludo, y ponen sus huevos, las liendres, en las raíces del pelo, donde quedan fijadas hasta que eclosionan. “Detrás de la goma de las mascarillas encontramos un nuevo foco de contagio”, insiste Marieta Vicario.

Mientras se hallan en la cabeza del huésped, el parásito se desplaza por la superficie capilar para seguir con la reproducción y la alimentación, siendo posible que puedan llegar a descender a zonas como la frente, las orejas o el cuello.

Recuerdan las expertas la importancia de lavar todo el material que haya podido entrar en contacto (peines, toallas, sábanas, ropas, cintas del pelo…) a una temperatura de 60 grados o introducirlos en una bolsa en el congelador.

“Está claro que las mascarillas son una prenda añadida que a partir de ahora deberemos tener en cuenta, sin embargo, la actuación en casos de pediculosis no difiere a cómo sería sin ella”, continúan en sus explicaciones. Tampoco varía el cuidado de la mascarilla por el coronavirus y en estos casos es muy importante que, además de tener claro las mascarillas que son de cada miembro de la familia para no compartirlas sin querer, estas se laven a máquina a temperatura alta, una medida efectivo para el virus y para los piojos, ya que de esa forma no pueden sobrevivir.