La pandemia se ceba con los más jóvenes: están tristes, cansados, irritables y se sienten solos

La pandemia se ceba con los más jóvenes: están tristes, cansados, irritables y se sienten solos

La pandemia se ceba con los más jóvenes: están tristes, cansados, irritables y se sienten solos

La pandemia de COVID-19 nos ha cambiado a todos por completo. La forma en que vivimos, nos relacionamos, trabajamos…

La forma en que estamos siendo capaces, o no, de gestionarlo, varía en función de cómo somos y según los estudios, de la edad que tenemos.

Del mismo modo que la COVID-19 hace enfermar con mayor riesgo a los más mayores, son las personas de menor edad, concretamente las de la Generación Z (18 a 25 años) quienes más están sintiendo los efectos derivados de la pandemia.

Efectos, principalmente, en su forma de vida, en su futuro a corto-medio plazo y en sus emociones.

Así lo demuestra el estudio publicado por COFARES en el que se analizan las tendencias del último año.

La tristeza se ceba con los jóvenes en plena pandemia: el 47% de los veinteañeros está afectado frente al 25% de la generación de sus padres y abuelos.

Una situación que viene derivada de la situación excepcional en la que vivimos.

Son las restricciones de las relaciones sociales lo que más está afectando a la sociedad en su conjunto, pero más al grupo de entre 18 y 25 años según el estudio realizado por COFARES.

La incertidumbre en la que nos movemos desde marzo de 2020, unida a las medidas de seguridad que han modificado por completo la forma en que nos relacionamos – uso de mascarillas, distancia social y lavado de manos – está complicando, según el estudio, el día a día de más del 14% de los jóvenes.

El salto generacional se nota en la forma en que se afronta esta situación excepcional.

Más consumo de fármacos por culpa de la fatiga pandémica

La pandemia también está afectándonos en el modo en que nos sentimos, dormimos y comemos.

Y también lo hacen en lo relativo al sector farmacéutico, demostrando cómo se han incrementado en un 11% las compras de relajantes de sueño, como valerianas y somníferos, al verse afectado de manera directa el sueño en un 70% de los encuestados.

Y hay más. En el periodo que comprende los meses de marzo a noviembre del pasado año 2020, la demanda de antidepresivos aumentó casi en un cinco por ciento con respecto al mismo periodo de tiempo que en 2019.

Si bajamos aún más la lupa vemos cómo después del verano, entre septiembre y noviembre, la demanda de este tipo de fármacos aumentó hasta en un seis por ciento.

El malestar y el nerviosismo cada vez es más generalizado en una sociedad que está rozando su límite como consecuencia de la increíble incidencia que la fatiga pandémica está teniendo en nosotros.

Este síndrome derivado de la situación sanitaria excepcional es definido por la Organización Mundial de la Salud como el «estado de agotamiento psicológico por las restricciones y precauciones que se recomiendan durante una pandemia».

La vida nos ha cambiado y nuestro organismo lo está pagando, más allá del virus.

Es en este aspecto, también, la gente joven quien más lo está padeciendo.

A medida que la edad avanza, disminuye la sensación de fatiga pandémica, tal y como indican los datos:

  • El 91.2% de los miembros de la Generación Z, entre 18 y 25 años, afirma sufrir este síndrome.
  • El 74.6% de los boomers, los mayores de 55 años, dicen sentir fatiga pandémica.

En términos generales, según el informe, el 86.5% de los españoles confirma que se ha sentido triste, el 80.7% ha sufrido cansancio y el 78.7%, irritabilidad.

El insomnio y la dificultad para concentrarse también están muy presentes en la sociedad.

Nuestra mente y nuestro cuerpo, y nuestra vida en general, están desde hace un año sufriendo las consecuencias directas de la pandemia de COVID-19, pero será durante los años venideros cuando los efectos indirectos, derivados de toda esta etapa única, se dejen sentir entre nosotros.