La nueva moda entre los jóvenes que «engaña» y dispara los riesgos al volante

La nueva moda entre los jóvenes que «engaña» y dispara los riesgos al volante

La nueva moda entre los jóvenes que «engaña» y dispara los riesgos al volante

Cuando se habla de bebidas energéticas se hace referencia a aquellas que incluyen entre sus ingredientes azúcar, cafeína, taurina, e incluso en algunos casos vitaminas.

Todos tenemos en mente el lema de la campaña que allá por los años 80 puso en marcha la DGT, «Si bebes, no conduzcas». Pues bien, un estudio realizado por investigadores del CIBEROBN, va más allá del peligro que conlleva conducir bajo los efectos del alcohol.

Mezclar alcohol con bebidas energéticas puede provocar una predisposición a conducir a pesar de tener las capacidades para hacerlo disminuidas.

Una mezcla peligrosa

La combinación de las dos bebidas provoca una falsa sensación de seguridad en las personas que las consumen, según destaca el estudio. Su contenido en estimulantes podría hacernos pensar que los efectos del alcohol se ven reducidos.

Pero la realidad es muy distinta. Las capacidades para conducir un vehículo de aquellos que toman este tipo de mezcla continúan afectadas por la ingesta de alcohol.

«El estudio concluye que la mezcla de bebidas energéticas con alcohol, que está muy de moda entre la población más joven, predispone a conducir bajo los efectos del alcohol», explica la autora principal del trabajo, Clara Pérez-Mañá.

«Pero estas bebidas con alto contenido de cafeína no son capaces de contrarrestar los efectos perjudiciales del alcohol sobre diferentes habilidades relacionadas con la conducción, como es el tiempo de reacción o la coordinación entre vista y motricidad», añada la investigadora.

El equivalente a tres combinados

Los investigadores analizaron el comportamiento y reacciones de 16 voluntarios jóvenes y sanos, a quien, en diferentes sesiones, se les suministraban diferentes bebidas. Unos tomaron solo alcohol (60 gramos), el equivalente a tres combinados. Otros consumieron alcohol mezclado con bebidas energéticas, también el equivalente a tres latas o 240 gramos de cafeína. Y un último grupo al que solo se le dio bebidas energéticas o agua.

A todos se les sometió a diversas pruebas subjetivas y objetivas para analizar su estado y rendimiento, así como a analíticas para comprobar sus concentraciones de alcohol y de cafeína en sangre.

El resultado fue que, a pesar de que añadir las bebidas energéticas disminuía el efecto sedante del alcohol y mejoraba ligeramente el rendimiento de los voluntarios, sus concentraciones de alcohol en sangre continuaban indicando que no estaban en condiciones de conducir.

De hecho, ellos mismos reconocen estar igual de embriagados habiendo ingerido solo alcohol o habiéndolo ingerido en combinación con diversas latas de bebida energética. A pesar de ello, el efecto estimulante de las bebidas basadas en cafeína les hacía estar más predispuestos a conducir en caso de tener que hacerlo.

Más cafeína, peores decisiones

Esto comporta un riesgo elevado de poder sufrir o provocar un accidente de tráfico, ya que sus capacidades para conducir estaban claramente afectadas por la ingesta alcohólica.

«Por mucho que se combinen las dos bebidas, si se conduce, se sigue estando en peligro. El hecho de mezclarlas hace que se sopesen peor las condiciones para saber si se puede conducir o no», apunta la doctora Pérez-Mañá.

«En otros estudios de interacción del consumo de alcohol y psicoestimulantes, otros diferentes a la cafeína, realizados por el mismo grupo de investigación, como por ejemplo la mefedrona o el MDMA (éxtasis), se ha observado también esta disociación entre la falsa percepción de ser capaz de conducir y el peor rendimiento cuando se evalúan tareas específicas de la conducción de vehículos», apunta Rafael de la Torre, investigador del CIBEROBN y coordinador del Grupo de investigación en Farmacología integrada y neurociencias de sistemas del IMIM-Hospital del Mar.

Concentraciones de alcohol más elevadas con las bebidas energéticas

Los análisis hechos a los voluntarios también revelaron que las concentraciones de alcohol en sangre eran más elevadas cuando se había consumido alcohol con bebidas energéticas.

En sangre, el pico fue de 0,75 gramos por litro (g/L) con alcohol solo, y de 0,84 g/L en combinación con estas bebidas. Estas concentraciones se corresponden a un estado de embriaguez moderada.

En aire expirado, la prueba que se practica para estimar la alcoholemia de un conductor en un control policial, fueron, respectivamente, de 0,38 mg/L y 0,40 mg/L. Hay que recordar que los límites legales para conducir en España son de 0,5 g/L en sangre y de 0,25 mg/L en aire expirado.

Estos umbrales son menores en conductores novatos (0,3 g/L y 0,15 mg/L). Es la primera vez que se muestra esta relación entre las dos bebidas.

También se incrementaron las concentraciones de cafeína en la sangre de los voluntarios, ya que el alcohol inhibe su metabolismo, es decir, la capacidad del cuerpo para eliminarla.

Todo ello supone un riesgo añadido en personas con baja tolerancia al alcohol y a la cafeína, ya que puede favorecer las intoxicaciones.