¿La llegada del frío' hará más peligroso el coronavirus?

No hay evidencias científicas, pero sí una preocupación creciente: la llegada del frío pueden afectar la transmisión del SARS-CoV-2 y es posible que en el hemisferio norte se produzcan ahora más brotes de Covid-19, sobre todo en los países que, como España

¿La llegada del frío' hará más peligroso el coronavirus?

¿La llegada del frío' hará más peligroso el coronavirus?

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No hay evidencias científicas, pero sí una preocupación creciente: la llegada del frío pueden afectar la transmisión del SARS-CoV-2 y es posible que en el hemisferio norte se produzcan ahora más brotes de Covid-19, sobre todo en los países que, como España, tienen la propagación del virus fuera de control.

David Relman, microbiólogo de la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas del mundo, considera que este virus apunta a que «nos esperan algunos meses difíciles por delante».

Es algo que siempre se ha barajado como probable, sobre todo si tenemos en cuenta que muchos virus respiratorios, incluido el de la gripe y algunos coronavirus, aumentan en invierno y disminuyen en verano.

Por esa razón, y por lo que sabemos ahora de este coronavirus, los investigadores piensan que si bien es demasiado pronto para asegurar que el SARS-CoV-2 se convertirá en un virus estacional, la evidencia apunta a ello y es creciente.

Y por lo que conocemos ahora sobre cómo se propaga el virus y cómo se comporta la gente en los meses más fríos, todo apunta a que habrá brotes más grandes en invierno.

Incluso el matemático de la facultad de medicina de la Universidad de Harvard, Mauricio Santillana, experto en modelar la propagación de enfermedades, considera que según vayan bajando las temperaturas y se extiendan las lluvias, las personas interactuarán cada vez con más frecuencia en interiores o en lugares con poca ventilación, lo que aumentará el riesgo de transmisión.

En cualquier caso, los científicos insisten una y otra vez en que sea cual sea la situación de las personas. Estemos entrando en el pico de frío o recibiendo el verano, y haya o no un efecto estacional, debemos saber que el principal impulsor de una mayor propagación será la gran cantidad de personas que aún son susceptibles a la infección.

Por eso vuelven a recordar que lo más importante para luchar contra la Covid-19 siguen siendo las medidas de control tales como el uso de mascarillas, el distanciamiento social, la higiene...

Pero empieza a ser incuestionable, vistos los experimentos que se realizan en laboratorio, el comportamiento de las personas y las propiedades del virus, que las condiciones frías y secas favorecen al SARS-CoV-2. Más aún si está fuera de la acción directa de la luz sol.

Como dice el biólogo matemático de Princeton, Dylan Morris, y recoge la revista Nature: «las condiciones de interior en el invierno son bastante favorables para la estabilidad viral«. Porque si tanto en superficies como por aerosoles, el virus se degrada rápidamente a temperaturas en torno a los 40º, las condiciones de invierno son muy diferentes. Y nuestras casas es muy común que estén en unos 20 grados, con la sequedad del aire que provocan las calefacciones, y con las habitaciones mal ventiladas. Y esto no es lo mejor para protegerse.

¿Un estudio de los primeros momentos?

En condiciones normales, para saber si un virus es o no estacional, lo que se hace es estudiar su comportamiento varias veces al año y durante muchos años, en un lugar concreto. Pero ahora no tenemos ese tiempo.

Así que lo que lo que están haciendo es observar las tasas de infección en varios lugares del mundo. Concretamente un estudio publicado el 13 de octubre analizó el crecimiento de las infecciones por SARS-CoV-2 en los primeros cuatro meses de la pandemia, antes de que la mayoría de los países introdujeran controles.

Se trata de pruebas limitadas en el tiempo y muy pegadas sólo al inicio de la pandemia, por lo que no tienen la fiabilidad que sería deseable y no permiten afirmaciones categóricas sobre el efecto del clima en la propagación del virus, pero sí que nos dan una pista.

En sus resultados encontraron que las infecciones aumentaban en lugares con menos luz ultravioleta y predijeron que, si no había intervención, los casos disminuirían en verano y alcanzarían su punto máximo en invierno.

En cualquier caso, tal y como dice el biólogo especializado en enfermedades emergentes de la Universidad de Georgetown, Colin Carlson, si realmente existe un patrón estacional y la manera en que nos pueda afectar, dependerá de muchos factores que aún no sabemos. ¿Cuánto tiempo dura la inmunidad? ¿Cuánto tiempo lleva la recuperación? ¿Qué probabilidad hay de que las personas se reinfecten?

Pero en el estudio quisieron dejar muy claro que «el clima sólo es una pequeña gota en la sartén», y que su peligro se puede reducir drásticamente con un buen comportamiento personal.

Si bien los investigadores sugieren que podría ser aconsejable establecer medidas de control más estrictas durante el invierno para reducir el riesgo de brotes.