El Dortmund se exhibe al son de Haaland

Albert Gracia

Pues una 'manita' y a otra cosa. El Dortmund no hace prisioneros en esta segunda vuelta y sigue triturando a todo el que ose cruzarse en su camino. El Union Berlin, basado en su juego defensivo y con la estrategia por bandera, fue un simple juguete en manos de un cuadro 'borusser' que no deja de golear desde que Haaland llegó. 

El noruego lleva siete goles en tres partidos. Una salvajada a la altura de un delantero diseñado para esto. Sus compañeros, por cierto, tampoco se quedan atrás. Cuando ponen la quinta marcha y se desmelenan, el Dortmund es una máquina en ataque capaz de pasar por encima de cualquiera. Transiciones, ritmo frenético y hasta seis jugadores pisando área rival. Cayeron cinco pero pudieron ser diez. 

A sistemas iguales y en uno contra uno en todo el campo no hay color. El conjunto de Favre no necesitó tener una posesión altísima porque el Union Berlin prácticamente ni se presentó al encuentro. El cuadro de la capital fue una sombra de lo que fue en la primera vuelta y sucumbió con todas las de la ley desde el inicio.

El Dortmund salió enchufado y rápidamente lanzó a sus puñales hacia arriba. Y el Borussia, cuando puede correr por los carriles, es imparable. Primero fue Sancho, que se aprovechó de un tiro que tocó en un defensa para abrir la lata. Después, fue Haaland el que definió a placer un medido centro de Brandt. Movimiento de '9' para ponerlo en las escuelas. 

Con el 2-0, el Union Berlin no hacía más que errar y errar. Precipitaciones y más precipitaciones ante un Dortmund tranquilo que incluso se permitía el lujo de hacer tacones en el área. Parecía que no quisieran golear. Como si les diera pereza cerrar el partido antes de la segunda parte. Hasta Witsel se paseaba por el área para oler a un Union Berlin que se desangraba por todos lados.

En la reanudación, Sancho volvió a fallar un mano a mano ante el error de Gikiewicz, que le regaló el balón. El Dortmund seguía sin querer sentenciar pero el Union Berlin lo ponía demasiado fácil. Podía ser el típico duelo en el que los 'borussers' terminan pidiendo la hora pero un penalti sobre Haaland precipitó los acontecimientos. Reus transformó la pena máxima e instantes más tardes Sancho se la ponía para que Witsel anotara solo a placer en el segundo palo. Con el 4-0, Haaland terminó la fiesta.