Nadal busca recuperar sus mejores sensaciones en Barcelona

En tres de las cuatro ocasiones que perdió en Montecarlo, el 11 veces campeón del torneo también perdió en Barcelona en 2014, 2015 y 2019

Nadal ya piense en el Barcelona Open

Nadal ya piense en el Barcelona Open / EFE

Jaume Pujol Galceran

La imagen era tan inédita como sorprendente. Rafael Nadal, con la bolsa de sus raquetas a los hombros, miraba el partido de dobles que jugaban, en la pista número 2, Pablo Carreño y Carlos Alcaraz, después de su entrenamiento. Dos años antes, en la anterior edición del Barcelona Open Banc Sabadell, esa situación era impensable, ante los cientos de aficionados que esperaban en ese pasillo a que el 11 veces campeón del torneo saliera para entrenarse o asomara su cabeza por la puerta. 

Ayer la imagen era muy distinta, estaba solo de pie, nadie le pedía un selfie, ni un autógrafo. Estuvo un buen rato y, cuando quiso, se marchó tranquilamente, con gesto concentrado y serio. En su cabeza está esa eliminación en los cuartos de final de Montecarlo ante el ruso Andrey Rublev, que le tiene descolocado.

Malos recuerdos

Nadal ha llegado a Barcelona en una situación que no es habitual para él y con un mal recuerdo de lo que ha sucedido en las anteriores ocasiones que no mordió la copa en el Principado de Mónaco. Cuatro ocasiones para recordar y donde solo en una, cen la que perdió la final del 2013 en Montecarlo, el mallorquín logró ganar el título en la central del RCT Barcelona que lleva su nombre. En las otras tres cayó eliminado. En 2014 Fabio Fognini le eliminó en octavos, en 2015 le ganó Nicolás Almagro y en 2019, la última edición, le superó Dominic Thiem.

He perdido una oportunidad de empezar la gira de tierra de forma correcta, pero así son las cosas. No es momento de quejarse. Lo único que puedo hacer es ir a Barcelona y seguir trabajando y entrenando”, dijo Nadal antes de marcharse de Montecarlo. Y eso es lo que ha hecho solo aterrizar en Barcelona. 

Ayer el número 3 mundial aplazo la rueda de prensa que habitualmente hacía siempre los lunes a su llegada de Montecarlo para dedicarse a una doble sesión de entrenamientos intensos. Por la mañana durante una hora y media con Albert Ramos de rival y por la tarde con Carlos Moyà y Francis Roig.

Pulir su juego

Nadal quiere pulir golpes, encontrar sensaciones, antes de afrontar su estreno mañana ante el bielorruso Ilya Ivashka (111 mundial) que venía de la previa y que se impuso al holandés Tallon Grieksport (144 mundial) por 6-3 y 6-1, en apenas 57 minutos. Dificilmente, por mal que se sienta, Nadal va a tener problemas en su debut, pero si que necesita recuperar su juego para sentirse preparado para el asalto a Roland Garros, aunque París está lejos. 

De momento, la presencia de Stefanos Tsitsipas y Andrey Rublev en Barcelona, no le preocupan sino que le sirven de acicate para mejorar si se enfrenta a ellos aunque tanto el griego como el ruso, están en la zona baja del cuadro y solo se los cruzarían en una hipotética final. Y Nadal, como dice siempre, va partido a partido. 

Antes en el camino aparecen rivales como Kei Nishikori, doble campeón del torneo (2014 y 2015), con quien se cruzaría en los octavos el jueves, aunque el japonés ha estado fuera de combate por lesiones y ayer le costó superar a un terrícola como el argentino Guido Pella al que le remontó un duro partido a tres sets (4-6, 7-6 (4), 6-2). 

Nadal está en las mismas instalaciones en las que debutó en el 2003 cuando, como ayer, si se podía pasear por las instalaciones sin ser ni reconocido, aunque ya gozaba de una aureola del jugador que se ha convertido. El club es el mismo pero el ambiente es muy diferente por la ausencia casi de público. Solo un millar de espectadores podrán estar en las gradas este año por la pandemia del. El mallorquín no tendrá el aliento extra de la afición que siempre le ha apoyado en el RCT Barcelona y, a Nadal, que le gusta tenerlo controlado todo también le tiene en alerta hasta que entre a la pista.