Xavi y la 'odiosa' comparación con Guardiola

La irrupción meteórica del de Santpedor en el banquillo azulgrana en 2008 es una losa con la que no se puede cargar al técnico egarense; por respeto a la identidad y a la historia reciente, merece paciencia

La montaña rusa emocional que es el barcelonismo (y que tan bien conoce el de Terrassa) hace que puedas pasar en apenas un par de semanas de un altar a estar prácticamente enterrado

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Cerebros de dos equipos de leyenda. La extensión en el verde de sus entrenadores. Pep Guardiola y Xavi Hernández respiran barcelonismo por los cuatro costados. Y encarnan el estilo genuino que ha acompañado al equipo desde los tiempos de Cruyff. El verano de 2008, agotado el crédito de Frank Rijkaard, la directiva encabezada por Joan Laporta arriesgó y apostó el de Santpedor, con apenas un año de experiencia en los banquillos. Y en Tercera.

La jugada no pudo salir mejor. De hecho, no sería descabellado decir que ha sido uno de los movimientos más destacados de la historia del fútbol. En su primer curso al frente del primer equipo azulgrana, Guardiola logró un triplete. Con un juego valiente, siguiendo las directrices de su maestro Johan pero aportando un sello personal inconfundible. Pep empezó generando dudas en algunos sectores. La famosa derrota en Los Pajaritos ante el Numancia y un empate ante el Racing de Santander avivaron los primeros fantasmas. Algunos hasta se atrevieron a pedir la cabeza del catalán. Por aquel mito del entorno tóxico y tal.

DESPUÉS DE TIEMPOS OSCUROS...

El caso es que se tuvo paciencia (lógico) y Pep acabó respondiendo a lo grande. 14 años después de aquella apuesta, Xavi intenta construir su camino. En su caso, las críticas están siendo más feroces si cabe. Tras un arranque (teniendo en cuenta que este es su primer proyecto de cero) bueno a nivel de resultados, tres batacazos han puesto en duda, una vez más, la apuesta.

Quizás uno de los problemas radique en que la afición, igual que sucedió en 2008, se ha creado unas expectativas altísimas. El egarense fue uno de los cerebros del mejor Barça de la historia. Quien mejor encarnaba el estilo. Uno de los 'guardianes'. Siempre anticipándose al resto. Varios segundos por delante. Viendo en sus diapositivas internas el diagnóstico de la jugada, dibujándola.

AUTOCRÍTICA...Y PACIENCIA

Después de una época oscura, de volantazos institucionales y deportivos, el de Terrassa se erigía como faro. Junto a una confección de plantilla trabajada y costosa. Desde el principio Xavi ha intentado advertir que esto no puede ser cosa de unos días. Ni semanas. Seguramente ni meses. Exigir títulos y buen juego desde un inicio está fuera de toda lógica. Un equipo necesita caerse y levantarse varias veces para forjarse.

Sí, el ejemplo de Guardiola no ayuda precisamente a que el barcelonismo tenga paciencia. Pero el mismo Pep se ha encargado en varias ocasiones (también para dar un espaldarazo a su colega y antiguo pupilo) de dejarlo claro. Él la necesitó en sus primeros años en Manchester. Klopp en Liverpool (tres primeros años sin quedar entre los tres primeros, dosis de paciencia, y luego tres finales de Champions). Criticar cuando no se hacen cosas bien y subrayar errores y hacer autocrítica, sí. No crucificar algo que se encuentra apenas en fase de gestación, también.