...Y con Xavi llegó la revolución

Xavi Hernández enseñó bajo la lluvia que va a muerte con sus ideas y que es valiente en sus planteamientos. En su segundo partido al frente del Barça, el de Terrassa apostó por el 3-4-3 que tan buenos resultados le ha dado en el Al-Sadd y que quiere implantar en el Camp Nou para sacar al club de su vida de este atolladero. Desde la pizarra y el banquillo, Xavi lo hizo todo para ganar este encuentro decisivo de la Champions League, pero él no puede marcar los goles...

No solo hubo cambio de sistema, también de jugadores. Puso en liza a tres centrales y quitó a uno que se presumía titular como es Eric García. A Piqué le acompañó un Araujo que es todo corazón y Lenglet para contar con, al menos, un perfil izquierdo. 

La gran revolución está en las bandas. Xavi quiere abrir el campo con extremos y si no los tiene no es impedimento para llevar a cabo sus ideas. Por la derecha, Demir fue el elegido pese a su tendencia a centrarse y Jordi Alba, por el otro carril, desplegó su físico para, a la hora de defender, plantear defensa de cuatro. Con la entrada al césped de Dembéle todo fue más natural. ¡Cómo necesita Xavi a este extremo puro e imprevisible! 

Cuadrado mágico

El centro del campo también ha cambiado. Xavi ha diseñado un cuadrado donde la recuperación del balón está a la orden del día. Busquets sigue acaparando el protagonismo gracias a su inteligencia táctica y De Jong está creciendo de nuevo. Nico y Gavi, más adelantados, son descarados, y a la vez, absorben como una esponja lo que les pide el técnico: movilidad en los interiores, llegada, que no se lo piensen a la hora de chutar y que se dejen la piel.

Quizás todavía falta encontrar la mejor posición para Memphis. Tiene que ejercer de ‘9’ porque no queda otra, pero no es un ‘killer’, y en ocasiones, está perdido. Xavi es consciente de que el gol tiene que ser cosa de todos. Las ocasiones se generan, pero no se transforman. Una diana en 180 minutos y de penalti. Asignatura pendiente.