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Voces críticas del vestuario al sistema de Koeman

Koeman: "Entramos al partido con miedo"

Koeman: "Entramos al partido con miedo" / Perform

Albert Masnou

Albert Masnou

La continuidad de Ronald Koeman podría estar en el alero en el caso de que el club no estuviera dirigido por una junta gestora que estira al máximo su estancia al frente de la entidad. Con una situación directiva normal, hoy se estaría hablando de la destitución del actual técnico del Barcelona. El entorno, la prensa o los socios pedirían un cambio de dinámica. Sin embargo, no es así. En el actual panorama del Barcelona, estas voces críticas llegan desde otro sitio.

 Según ha podido saber SPORT de fuentes de la plantilla, las quejas contra Ronald Koeman van en aumento desde dentro del vestuario. Y no es por su forma de comportarse -como sí ocurrió con Quique Setién cuyas formas no gustaban-, o por la falta de apuesta por la cantera -como pasaba con Ernesto Valverde a quien se le acusaba dar la espalda a los jóvenes valores. Ni por no ir de cara o ni por hablar demasiado claro en las ruedas de prensa porque si ha tenido que criticar a alguien en público (Griezmann o Fati), antes lo ha hecho en privado, dando argumentos a sus quejas.

A Koeman se le valora positivamente como persona, por su forma de ser y de comportarse. En principio, no tiene enemigos, aunque hay bastantes aspectos de su filosofía futbolística que no le encajan a una parte del vestuario y las voces críticas a su dibujo táctico van aumentando con el paso de los días.

El equipo lleva ya diez semanas y media desde que disputó su primer partido oficial (Villareal, 4-0) y desde entonces ha encadenado buenos resultados (9 victorias) con decepciones sonoras (6 derrotas). El equipo se ha instalado en una montaña rusa que hace imprevisible cualquier pronóstico. Y siempre fallando contra los rivales más fuertes (Atlético Madrid, Real Madrid, Getafe o Juventus). Es, en definitiva, un equipo poco fiable.

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Con los malos resultados, los nervios empiezan a aparecer en el vestuario. Griezmann cargó contra la actitud de sus compañeros después del partido contra la Juventus y Ter Stegen, por ejemplo, señaló a los errores individuales y a “como defendemos”. La autocrítica es variada, pero en el vestuario se empieza a fraguar un denominador común contra el estilo de juego que ha impuesto Koeman desde su llegada. El 4-2-3-1, según varios de ellos, va en contra lo de que han mamado durante su formación en el fútbol base (4-3-3) y esta falta de conocimiento provoca desajustes tácticos. Y el principal es que este dibujo “penaliza la estabilidad del equipo porque hay cuatro que atacan y cuatro que defienden y dos en medio que tapan aguas como pueden. Así pues, ni se ataca bien ni se defiende bien”. Hay otro argumento que aflora desde dentro del vestuario contra este estilo.

Se entiende que el dibujo de Koeman provoca una separación muy grande entre la defensa y el ataque y los rivales encuentran espacios por todos sitios para atacar la portería de Ter Stegen. Al mismo tiempo, el ataque no es fluido y, tal y como ocurrió contra la Juventus, Messi debe bajar al centro del campo para crear pues si se queda en tres cuartos de campo no le llegan pelotas en condiciones y debe llegar al área para rematar (10 disparos contra la Juventus).

Hay otro detalle que se tiene en cuenta al analizar los errores propios en estas semanas de competición: “No hay ningún jugador que esté en un momento de forma excepcional y este sistema no ha mejorado el rendimiento de ningún jugador. Lo ha empeorado”, denuncian.

Y allí está el caso de Coutinho, Busquets, De Jong, Messi o Griezmann, por citar algunos ejemplos. Nadie se sale ni se aprecia encontrarse especialmente cómodo en este estilo de juego que parece creado para que puedan convivir en una misma delantera Messi, Griezmann y Coutinho. Y solo se recuerda el partido (contra el Osasuna) donde hayan brillado conjuntamente. Gran parte de los jugadores del vestuario admiten que este nuevo estilo de juego no permite dar un salto de calidad a algunas piezas claves en el engranaje del equipo.

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El vestuario también entiende que hay errores estructurales que dificultan aún más la aplicación del 4-2-3-1 de Koeman. La ausencia de un goleador como Luis Suárez complica el buen funcionamiento de cualquier dibujo táctico. Es diferente tener a un goleador contrastado aunque este en la última etapa de su carrera que uno sin apenas experiencias en grandes partidos o a otro que juega en una posición en la que no le es propia.

La mala suerte también considera que afecta negativamente al equipo pues tantas lesiones (Ter Stegen, Umtiti, Araujo, Piqué, Sergi Roberto, Fati, Dembéle o Coutinho) no ayudan en nada a encontrar una estabilidad necesaria.

El vestuario, de forma directa e indirecta, ha intentando mediar con Koeman para contemplar la opción de un cambio de sistema y volver al 4-3-3 para lograr un mejor equilibrio ataque-defensa pero el técnico, de momento, no ha querido renunciar a la idea con la que llegó a Barcelona.