El verdadero ADN Barça

Toni Juanmartí

Toni Juanmartí

Cada vez más en el deporte profesional y en concreto en el fútbol de élite, los deportistas se ven obligados a llevar su cuerpo al límite ante una exigencia física que no ha dejado de crecer en los últimos tiempos. De hecho, el calendario de competición actual nada tiene que ver con el de hace 20 años. Sin ir más lejos, un club europeo de primer nivel que llega hasta el final en todos los torneos disputa más de 60 encuentros en una temporada, una cifra elevadísima a la que hay que sumar los partidos de selección. Ante tal escenario, la consecuencias son claras: más carga de minutos, más lesiones musculares.

Según revela un estudio elaborado por la UEFA, cada equipo de la Primera División española sufre una media de 45 lesiones musculares a lo largo de cada campaña. Teniendo en cuenta que el tiempo medio de baja de estas lesiones es de 10 días, el resultante es un total de 450 días al año en los que el club paga a un jugador del que no puede disponer. En términos económicos, y teniendo en cuenta lo que destina anualmente el Barça en salarios de los jugadores del primer equipo, esto supone un coste de cerca de 8,7 millones de euros.

EL BARÇA, DE NUEVO PIONERO

Decidido a reducir dicho coste y el número de lesiones, el club azulgrana es uno de los clubs que más se ha movido. Hace aproximadamente un año y medio, la entidad azulgrana trabajó con una empresa especializada en medicina deportiva. Esta se acercó un día a la Ciutat Esportiva y, tras un entrenamiento del primer equipo, recogió muestras de saliva de los jugadores. Varias semanas después, con los resultados ya extraídos, los informes se pusieron en manos del staff médico del club y de los preparadores físicos, que los empezaron a utilizar como una herramienta más a tener en cuenta a la hora de planificar la carga física para cada jugador. Los parámetros que la muestra de saliva permite analizar son múltiples: tipo de fibra y eficiencia muscular, estrés oxidativo, quema de grasas, riesgo de rotura de ligamentos, tendones y otros músculos, riesgo de dislocación de hombro, calambres musculares, inflamaciones articulares o salud ósea, entre muchos otros.

Siguiendo la estela del Barça, cada vez son más los clubs de Europa que incrementan su interés -y por consiguiente, inversión- en los test de genética. Anteriormente, solo los equipos con un cierto poder económico podían permitirse las pruebas de ADN, ya que estas tenían un coste elevado. Sin embargo, hoy en día, empresas como BioInnove convierten las pruebas genéticas a jugadores en una herramienta al alcance de prácticamente cualquier club profesional. Atlético de Madrid y Legia de Varsovia han sido los últimos en explorar el ADN para prevenir lesiones, una práctica todavía en fase de desarrollo que irá ganando progresiva utilidad con el paso de los años.

¿CÓMO INFLUYE EN EL DÍA A DÍA?

Naturalmente, las estadísticas obtenidas no pueden prever cuándo se lesionará un jugador. Los informes genéticos de lesionabilidad son una información extra que debe servir de apoyo a los preparadores físicos en su toma de decisiones en momentos determinados como pueden ser la vuelta de un jugador tras varios meses en el dique seco o la alta carga de minutos acumulada en pocos días -competición intersemanal, pretemporada, etc-. Dicho en otras palabras, los estudios genéticos permiten reducir riesgos, pero no son ni serán nunca la poción mágica para acabar con las lesiones musculares. 

Es cierto, no obstante, que el comportamiento del cuerpo ante un determinado perfil genético permite establecer válidos -que no exactos- paralelismos. Por ejemplo, cuando un jugador de 20 años obtiene en un test de ADN resultados similares a los de otro jugador siete u ocho años mayor, el historial de lesiones musculares del segundo ante diferentes contextos puede resultar útil para el primero. En ese punto, pues, cobra importancia el hecho de que los datos se mantengan almacenados durante un cierto período de tiempo. Lógicamente, cuantos más informes genéticos posea un club de sus jugadores y exjugadores, más información tendrá a la hora de categorizar según perfiles similares. Luego, esas categorizaciones se trasladan a los entrenamientos a la hora de programar el tipo o la carga de trabajo más adecuada para cada perfil concreto.