Los Ventolrà, hermanos en la distancia

Josep, 20 años menor que su hermano Martí, también fue azulgrana. Creció sin el que fue siempre su referente. No tuvieron roce, pero compartieron la pasión por el fútbol

Martí, el mayor, se quedó en México tras la gira de 1937 y no vio a Josep hasta julio de 1955

Josep y Martí Ventolrà, en una imagen de 1956

Josep y Martí Ventolrà, en una imagen de 1956 / Archivo Familia Ventolrà Ayala

David Salinas

David Salinas

El apellido Ventolrà salta al primer plano de la actualidad con la llegada del Mundial. Martí, azulgrana entre 1933 y 1937, tomó parte en la cita de 1934 con la selección española y su hijo, José Raymundo, en la de 1970 con el combinado mexicano. Padre e hijo pelearon por la corona más preciada del planeta fútbol en dos equipos distintos... De Martí y de su segundo descendiente se conoce prácticamente todo. De su hermano Josep, que pasó por el fútbol formativo del FC Barcelona, muy poco.

Josep Ventolrà Fort nació el 15 de diciembre de 1926 en Barcelona. Solo faltó un día para que se llevara 20 años exactos con Martí, que vino al mundo el 16 de diciembre de 1906, también en el domicilio familiar, sito en la calle Valencia 420. Los hermanos Ventolrà, por circunstancias de la vida, apenas tuvieron roce pero compartieron la pasión por el fútbol a pesar de la oposición frontal de sus padres. Martí se llevó más de un tortazo por aparecer en casa con los zapatos destrozados y aguantó con paciencia la desaprobación paterna: “¡La pelota no te dará de comer!”. Se encargó de demostrar con hechos que sus padres estaban equivocados –acabaron siendo sus principales admiradores– y allanó el camino a Josep. 

Josep apenas conoció a Martí, que después de jugar en el Espanyol, con el que debutó a los 15 años, se trasladó a Sevilla para actuar entre 1930 y 1932. El Barça lo rescató del “calor asfixiante” y de terminar “los entrenamientos con pronóstico reservado”, como reconoció Martí por carta a su amigo Ricardo Saprissa, y lo llevó de vuelta a Catalunya. Josep tenía 5 años y medio. Y cinco años después, cuando su hermano pequeño tenía 10 y cinco meses, se fue de gira con el FC Barcelona.

La expedición azulgrana, en plena Guerra Civil, partió por vía férrea de Barcelona en la mañana del 18 de mayo de 1937. Pasó por Cerbère, París y St. Nazaire, donde embarcó a bordo del “Mexique” para poner rumbo al puerto de Veracruz. Josep y Martí no volvieron a verse hasta el 30 de julio de 1955. Habían transcurrido 18 años y dos meses y medio... Martí solo regresó a Barcelona alertado por el precario estado de salud de su padre y tantear la posibilidad de volver, junto a su familia, para trabajar como entrenador. Estaba casado con Josefina Rangel Cárdenas, sobrina del que fuera presidente mexicano y tenía tres hijos: Martín Alberto, José Raymundo y Guadalupe. Cuando partió estaba en camino el cuarto: Jorge Humberto.

Llegada

Josep recibió a su hermano en el Apeadero de Gràcia. También fueron a darle la bienvenida los históricos exjugadores del primer equipo Vicenç Piera y Miquel Gual. Por aquel entonces Josep era jugador del Manresa, que dirigía otro ex del Barça: Benito García. Como Martí, su primer equipo fue el Fortpienc, desde el que llegó al fútbol formativo del FC Barcelona en 1944. El 20 de mayo de 1945 se proclamó campeón de Catalunya con el equipo de Aficionados, derrotando en la final jugada en el campo del Poble Nou al Alegría (4-0). El equipo, dirigido por Ricard Blanch, formó con Conca; Sánchez, Fontarnau; Manrique, Giménez, Cardona; Pitarch, Iriarte, Marcet, Anjaumà y Ventolrà.

Empezó jugando de extremo, como Martí, pero fue reconvertido a centrocampista para pasar a ser, según las crónicas de la época, “un elegante medio volante, preciso en la entrega” y especialista en “el pase del gol”. Josep, tras su etapa azulgrana, finalizada en 1948, inició un largo peregrinaje futbolístico que lo llevó al Masnou, Badalona, Sabadell, Granollers –coincidió con Lluís Miró como técnico–, Terrassa, Tenerife (en Segunda División, coincidió con los también exazulgranas Pepe Planas –entrenador– y Gabriel Isal), Manresa, Hércules (de L'Hospitalet), Sants, Martinenc y Manlleu.  

Durante la estancia de Martí en Barcelona –permaneció hasta el viernes 18 de mayo de 1956–, en la que jugó varios partidos de veteranos, Josep estuvo todo el tiempo que pudo al lado de su hermano, a quien idolatraba. Recuerda su viuda, Mari Ayala, 28 años menor que él y con quien se casó en 1990, que “el nombre de Martí siempre estaba en su boca”. 

Visita

Jorge Humberto pasó este mes de noviembre por Barcelona para ver a su tía y confesó que “mi padre siempre tuvo una relación muy íntima con Josep por hermandad, diferencia de edad y venerar la misma actividad. Le tenía un gran cariño. Eran muy afines”. Jorge Humberto es una institución en el fútbol mexicano por su gran conocimiento y experiencia en la formación de talentos en las categorías inferiores. Sus hermanos también destacaron en el fútbol, especialmente José Raymundo, Pepe, que jugó el Mundial 1970 con México y en abril de 1969 pasó por Barcelona para visitar a sus abuelos Josep, de 83 años, y Montserrat, de 80, y a sus tíos Ricard, Roser y Josep.

Josep, por distintas circunstancias de la vida, nunca viajó a México. Tampoco pudo hacerlo cuando Martí falleció el 5 de junio de 1977. El hermano menor de la saga de los Ventolrà, tras colgar las botas, se dedicó a la sastrería (trabajó en el entonces prestigioso establecimiento de moda ‘El Dique Flotante’, en el Portal de l’Àngel) y después fue agente comercial de varias empresas de lámparas. Murió en Barcelona el 27 de febrero de 2014.